Por Horacio Vázquez Rial
Aquella pared de Berlín, no muy gruesa, no más gruesa que las que cierran las cárceles corrientes, y de algo más de tres metros, resultó muy resistente, e hizo falta un halcón muy astuto como era Reagan para echarla abajo.
Aprendiendo a ser libres
Por Luis I. Gómez
Los ossis creen que no han sido auténticamente aceptados por sus compatriotas occidentales. Los westler dicen haber tenido que correr ellos solos con los gastos de la reunificación. Los alemanes, en fin, siguen siendo aprendices de hombres libres. Como nosotros.
La fortaleza inexpugnable
Por Fernando Díaz Villanueva
Las cruces junto al muro delantero conmemoran el crimen y sirven de recordatorio a los berlineses: la herida, aunque ya cicatrizada, no debería olvidarse jamás.
El picnic que derrumbó el Muro
Por Bárbara Ayuso
Honecker, penúltimo líder de la RDA, murió convencido de que el responsable de la conjura que precipitó la caída de su régimen fue el último emperador de Austria-Hungría, Otto de Habsburgo.
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