El señor Michavila, ex-ministro de Justicia con Aznar, se descuelga hoy en El Mundo con una bonita anécdota. En un artículo titulado "Historia de otra mochila", cuenta cómo su hijo de 13 años perdió su mochila durante el Vía Crucis celebrado el pasado viernes. Cuenta también cómo esa mochila fue recogida por algún peregrino de la JMJ y terminó apareciendo en una iglesia de la C/ Alberto Alcocer, con todo lo que contenía: un crucifijo, el evangelio, 26 euros y un teléfono móvil.
La historia estaría muy bien, si el señor Michavila no la hubiera estropeado metiendo una morcilla final, comparando la mochila con teléfono móvil de su hijo con la mochila que apareció en una comisaría de Puente de Vallecas horas después de los ataques terroristas del 11M y que sirvió para construir toda la falaz versión oficial de aquellos atentados que continúan sin esclarecerse. "Otra mochila con un móvil. Esta vez de paz", dice el ex-ministro de Justicia.
Hay determinadas personas a las que es preciso exigirles una mayor dosis de prudencia que a otras en sus manifestaciones públicas. Permítame el señor Michavila que le haga unas preguntas:
¿Sabe usted que en estos momentos hay dos mandos policiales imputados por presunta falsificación de pruebas en las investigaciones del 11-M, a instancias de dos de las tres asociaciones de víctimas que agrupan a quienes más directamente sufrieron aquella masacre?
¿Sabe usted que esa mochila apareció en una comisaría de policía y que no existe ni un solo testimonio en el sumario del 11-M, ni en el juicio, que permita demostrar que esa mochila procede de los trenes atacados aquel jueves de marzo?
¿Sabe usted que esa mochila ni siquiera figura anotada en la lista de objetos inventariados en la comisaría de Puente de Vallecas donde supuestamente apareció?
¿Sabe usted que en esa mochila de Vallecas había medio kilo de tornillería, utilizada como metralla, pero que en los cuerpos de las víctimas del 11-M no apareció metralla terrorista, lo que demuestra que las bombas de los trenes no pudieron ser como esa mochila de Vallecas?
¿Sabe usted que esa mochila utilizaba un tipo de teléfono móvil que no da ni la mitad de la corriente necesaria para garantizar la explosión del modelo de detonador concreto utilizado?
¿Sabe usted que esa mochila tenía dos cables sueltos, es decir, que estaba preparada para no explotar?
Si no sabe usted todo esto, malo, porque indicaría que no se ha molestado usted siquiera en informarse acerca de los aspectos básicos de las investigaciones relativas a esos atentados que se cometieron siendo usted ministro de Justicia. Y si sabe usted todo esto y a pesar de ello se permite realizar, en su artículo, comparaciones que sugieren que otorga usted credibilidad como prueba a esa mochila, peor.
Permítame que le haga otra pregunta un poco más directa, señor Michavila: ¿podría decirnos si usted o algún miembro de su gobierno tuvo conocimiento de la aparición de la mochila de Vallecas en IFEMA, mucho antes de la hora oficial de supuesta aparición de la mochila en la comisaría de Puente de Vallecas?
Pero la pregunta que más me interesaría que respondiera usted, señor Michavila, es la siguiente: ¿qué motivos tuvo usted para no nombrar antes de las elecciones del 14M a los dos magistrados del Tribunal Constitucional a los que tenía derecho su gobierno, lo que hizo que se perdiera la mayoría conservadora en el TC y que el PSOE y los nacionalistas se hicieran con el control de dicho Tribunal en la primera legislatura de Zapatero? He preguntado a mucha gente del Partido Popular por qué se actuó de esa forma suicida, entregando gratis el Tribunal Constitucional al PSOE, y nadie me ha sabido explicar por qué el entonces ministro de Justicia – es decir, usted – actuó así.
En fin, escribe usted, señor Michavila, sobre la JMJ. Me parece estupendo. Pero permítame decirle una cosa: poca caridad cristiana demuestra quien nada hace por aliviar el sufrimiento de esas víctimas del 11-M que continúan sin saber quién cometió aquel atentado. Que, le recuerdo, se produjo siendo usted ministro de Justicia.
¿Quién colocó esa prueba falsa denominada "mochila de Vallecas", señor Michavila? ¿Lo sabe usted? Pues si lo sabe, dígalo. Y si no lo sabe, ahórrenos ciertas comparaciones. Porque resultan tremendamente ofensivas.
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