miércoles, marzo 11, 2009

[AR] 11-M: desidia, desplante y nuevas dudas

 






OPINION 
EDITORIAL

11-M: desidia, desplante y nuevas dudas 

LA AUSENCIA de un verdadero acto de homenaje a las víctimas del 11-M por parte de las autoridades en un aniversario redondo como el de hoy sólo puede responder o a un torpe empeño por olvidar el mayor atentado de nuestra historia, o al interés por echar tierra sobre un asunto que esconde todavía muchos e incómodos interrogantes o, aún peor, a ambas razones a la vez. Cualquiera que sea la respuesta es una bofetada a la memoria de las 191 personas asesinadas hace cinco años en Madrid y a los casi 2.000 heridos de la masacre.


De entrada, la organización de unos actos dispersos, de perfil bajo y a cuál más deslucido, contrasta con lo ocurrido en años anteriores, cuando la conmemoración fue más unitaria y contó con la presencia de las principales autoridades del país, desde los Reyes a los Príncipes o al presidente del Gobierno. Es incomprensible, por ejemplo, que el Ayuntamiento de Madrid haya suprimido el tradicional homenaje en el monumento dedicado a las víctimas frente a la estación de Atocha y lo haya sustituido por un frío minuto de silencio al que ni siquiera han sido invitadas las asociaciones de afectados. Da la sensación de que a algunos políticos les interesa pasar esa página de la Historia cuanto antes, reduciendo el atentado a un problema de la legislatura anterior, que ya no tiene hueco en la presente.

La simple comparación con la forma en la que los estadounidenses rememoran cada año a sus víctimas del 11-S causa sonrojo. En el quinto aniversario, por ejemplo -o sea, en 2006-, Bush hizo un discurso televisado y en hora punta desde la Casa Blanca centrado en la guerra contra el terrorismo y hubo actos en recuerdo de las víctimas en la Zona Cero, en el Pentágono y en Pensilvania.

Pero si ya resulta desalentadora la actitud de las autoridades para afrontar una efeméride como la del 11-M, sólo cabe calificar de bochornosa y mezquina la actitud de los socialistas madrileños, que en protesta por el cierre anunciado para hoy de la Comisión de Investigación del caso del espionaje han decidido no acudir a la ofrenda floral que cada año organiza la Comunidad de Madrid.El PSOE debería replantearse una decisión que mancha el recuerdo del 11-M al enfangarlo en la contienda partidista. Al intentar hacerle un desplante a Esperanza Aguirre, en realidad se lo hacen a las víctimas.

Pero junto a la desidia y la lucha políticas siguen surgiendo interrogantes sobre el 11-M. Si el lunes descubrimos que algunos de los agentes que investigaron la masacre ocultaron al juez informaciones favorables a Zougam, único condenado como autor material de los atentados, y ayer desvelamos que los Tedax recogieron muestras de explosivos que nunca se entregaron al tribunal -lo que ha llevado a uno de los peritos y padre de un fallecido en el 11-M a pedir la reapertura del sumario-, hoy mostramos las dudas razonables que hay para desconfiar de la única prueba que sirvió para condenar a Zougam: el testimonio de tres personas que dijeron haberle visto en el tren.

Uno de los testigos, un ciudadano rumano, no ratificó en el juicio su declaración ante la Policía y los otros -dos mujeres, también rumanas- no sólo no declararon hasta muchos días después de la masacre, sino que incurrieron en contradicciones. De hecho, y pese a que ambas viajaban juntas, no fue hasta más de un año después de la declaración de la primera, cuando la otra se decidió a ratificar ante los agentes la versión de su compañera. Las tres cobraron indemnizaciones como víctimas que suman en conjunto más de 160.000 euros, pese a que sólo el hombre viajaba en uno de los vagones donde explotó la bomba. Nuevos datos para que insistamos en la necesidad de investigar a fondo y sin prejuicios lo ocurrido.



COMENTARIOS LIBERALES 

Justicia para el 11-M 

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

SI HUBIERA que elegir la página más vil o el momento más envilecido de los últimos treinta años de la vida española, probablemente muchos elegirían la imagen de Tejero el 23-F, entrando en el Congreso en plan matasiete, aunque a las pocas horas y sin víctimas los golpistas abandonaran el Congreso por la ventana. Menoscabado pero también resarcido el honor del sistema representativo, la nación española, que no movió un músculo, se pudo sentir el 24-F agraviada cuanto rescatada, descompuesta cuanto recompuesta.

No puede decirse lo mismo del 11-M, para mí la página más sórdida, el momento más envilecido de nuestra vida política desde la muerte de Franco y desde antes. Ahí sí que hubo víctimas: casi doscientos muertos y mil quinientos heridos y mutilados. Pero además ahí se dio por muerto al Estado de Derecho, ahí se consagró la injusticia, ahí mostraron su aspecto más corrupto todas las instituciones, ahí brilló por su ausencia una alocución televisada pidiendo hacer justicia a los muertos, porque de otro modo no podríamos considerarnos vivos como ciudadanos, ahí prevaricaron jueces y fiscales, ahí delinquieron policías, ahí desertaron las instituciones representativas, ahí se consagraron a la mentira casi todos los medios de comunicación, ahí se abandonó a los muertos y a los heridos, ahí, en fin, la antigua nación española se mostró como un rebaño pastueño, cuyos pastores de Izquierda -sin excepciones- y Derecha -con muy pocas- podían sentarse a tocar el caramillo mientras las ovejitas pacían. Pacían y pacen.

Han pasado cinco años y siguen hallándose pruebas de corrupción institucional, de una Justicia que es injusticia, de una casta política que se ha movido entre la vileza zurda y la cobardía diestra. La imagen de ayer en la portada de EL MUNDO, descubierta por Gabriel Moris, una víctima del 11M que, como otras muchas, se niega a dar carpetazo al asesinato de su hijo, ilustra perfectamente lo sucedido con la masacre: un cráter, fruto de una explosión provocada y un policía recogiendo pruebas, pero, ay, pruebas escamoteadas a los jueces que han juzgado, si es que a eso se le puede llamar juicio, y sentenciado, si a eso se le puede llamar sentencia, la mayor masacre terrorista de la historia de España y de Europa. Ya han pasado cinco años, Zapatero va por su segunda legislatura y Rajoy sigue a verlas venir. ¿Es mucho pedir que, aunque tarde, se haga Justicia a las víctimas del 11-M? Muchos seguiremos pidiéndolo.


ESPAÑA 

QUINTO ANIVERSARIO / El recuerdo a las víctimas 

El PSOE boicotea un acto del 11-M en protesta contra Aguirre 

No asistirá a la ofrenda de la Comunidad por el carpetazo al espionaje 

JAIME G. TRECEÑO

Madrid

El Partido Socialista de Madrid (PSM) decidió ayer boicotear el acto de homenaje a las víctimas del 11-M que la Comunidad de Madrid organiza hoy en la Puerta del Sol. El motivo es protestar por el cierre de la Comisión de Investigación de los espías una semana después de su comienzo, según precisó un portavoz de la dirección del PSM.

«No es una directriz. Se trata de una puesta en común, una decisión tomada por los responsables de las diferentes áreas», aseguró.No solamente se ausentará el secretario general del PSM, Tomás Gómez, de la cita con la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y con las víctimas, sino también los parlamentarios regionales y los concejales socialistas de Madrid.

La portavoz del grupo socialista en la Asamblea, Maru Menéndez, y otras fuentes municipales confirmaron este extremo. «Es una decisión que hemos tomado en protesta por la falta de respeto que se ha tenido a nuestro grupo parlamentario», precisó.

Eso sí, desde el PSM se aclara que no se trata de un plantón específico al homenaje con motivo del 11-M, y que simplemente ha sido «una coincidencia». Los socialistas han decidido no asistir, a partir de ahora, a ningún acto de Aguirre. Además, precisaron que Gómez no había recibido la invitación de la Comunidad.

Este periódico se puso ayer en contacto con la Delegación del Gobierno en Madrid para conocer si su titular, Soledad Mestre, acudiría o no al acto de Aguirre, como tenía previsto. Desde la Delegación del Gobierno eludieron contestar a la pregunta.

Los socialistas madrileños tomaron la decisión de no asistir, a partir de ahora, a ninguno de los eventos públicos que «organice» o a los que «asista» Esperanza Aguirre. Ante tal panorama, y teniendo en cuenta la dimensión pública de la presidenta madrileña, tienen claro que tendrán que «flexibilizar» su postura en alguna ocasión.

La decisión de la dirección del PSM obligó al portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, David Lucas, a modificar su agenda y reenviar a los medios otra convocatoria en la que no consta su asistencia al acto en recuerdo a las víctimas.

Esta decisión no ha sentado bien a todos los dirigentes del partido.En la Asamblea de Madrid, algunos diputados socialistas no pudieron disimular su malestar. «Una cosa es la Comisión de Investigación y otra el homenaje del 11-M. Se tendría que haber optado por una solución que no hubiese afectado a ningún acto de homenaje a las víctimas».

Hubo quien incluso habló de «prohibición» por parte de la dirección del grupo parlamentario de asistir al evento. La portavoz parlamentaria desmintió rotundamente esta acusación y dijo que tan sólo se limitó a informar de la decisión que se había tomado.

El acto convocado por la Comunidad será uno de los pocos que se mantenga tal y como se ha celebrado en años anteriores: una sencilla ofrenda de una corona de laurel en la puerta de la Presidencia del Gobierno de Madrid.

Será el Ayuntamiento madrileño el que rompa con la tradición de organizar un gran acto institucional al que acudían los altos representantes del Estado. Incluso, en alguno de los actos conmemorativos ha cantado el coro del que forma parte Sonsoles Espinosa, la mujer del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.Hoy se celebrará una sencilla ofrenda floral en Atocha a la que acudirán únicamente los representantes de los grupos municipales.

La justificación oficial del Consistorio es que «este año se ha optado por un acto más sencillo», según precisó un portavoz, y por eso sólo se ha invitado a la Corporación.

Los Reyes también mantendrán la tradición de acudir al concierto homenaje que organiza la Fundación de Víctimas del Terrorismo, presidida por Maite Pagazaurtundua.

Pero no se verá un gran acto central en las proximidades de la Estación de Atocha. No oiremos cantar a ningún coro ni veremos a todas las autoridades del Estado (presidente, ministros, oposición, representantes de las instituciones...) acompañando a las víctimas de la matanza.

Parece que son los organismos que cruzan las fronteras de España los que más fuerza y vigor han dado a la celebración del quinto aniversario del 11-M. De hecho, la Red Europea de Víctimas del Terrorismo logró reunir, ayer en Madrid, a cerca de un centenar de afectados de Italia, Francia, Holanda, Suecia, Irlanda del Norte, Alemania, Holanda, Portugal y España. La organización, dirigida por la española María Lozano, ha conseguido la asistencia de una amplia representación diplomática de la Unión Europea.La iniciativa de la Red está arropada por la Comisión.

Mientras, un grupo de víctimas sin asociación que les arrope recorrerá hoy todos los puntos donde se produjeron los atentados y realizará una ofrenda de flores en cada uno de ellos, desde las 7.00 horas.

Además, en los distritos más afectados por la catástrofe, asociaciones de vecinos organizarán sus propios actos de recuerdo, según informa Europa Press. La Asociación de Vecinos Santa Eugenia, que perdió a 22 ciudadanos del barrio, compartirá ofrendas florales y velas con los heridos y los familiares de las víctimas para demostrar que el barrio sigue sintiendo su dolor y que estará siempre con ellos.

El acto tendrá lugar en el monumento situado frente a la estación de Cercanías, donde se guardará un minuto de silencio, se hará la ofrenda de flores y luz y se iniciará un recorrido por el barrio.

Cinco años después de la matanza en los trenes de Cercanías, los madrileños no olvidan. Tampoco lo hace ninguno de los pueblos del Corredor del Henares, situado al este de la capital, de donde partió buena parte de las 191 víctimas que aquella mañana decidieron subirse al tren como cualquier otro día.


QUINTO ANIVERSARIO / La investigación (y III) 

'In dubio', 40.000 años de cárcel 

La condena a Zougam, el único autor material, se sostiene en tres testimonios dudosos 

LUIS DEL PINO. Especial para EL MUNDO

En lo único en que se basa la condena contra Jamal Zougam como autor del 11-M es en los reconocimientos oculares de algunos testigos de los trenes, que dicen haberle visto aquella mañana.Ninguno afirma que lo vio colocar algún paquete sospechoso en los lugares donde luego estallaría un artefacto, pero todos aseguraron, sin género de dudas, haberle reconocido en alguno de los vagones atacados.

La versión de Zougam

Los listados de ubicaciones telefónicas del número 626519296 que usaba Zougam demuestran que se encontraba en su casa a las 11.25 horas. A las 13:02 estaba en su tienda, como demuestra la llamada siguiente efectuada con ese mismo número.En coche, se tardan 20 minutos desde su piso hasta su tienda de la calle de Tribulete, así que tuvo que salir de casa entre las 11.30 y las 12.40.

Eso no demuestra de forma indubitada que Zougam no cometiera el atentado. Podría haberse levantado muy temprano, haber ido a poner una bomba y haber vuelto después a su casa. Pero no sería un comportamiento lógico: ¿para qué iba a ir desde la estación de tren en la que se bajara hasta su casa, arriesgándose a que algún vecino le viera volver a esa hora de la mañana?

¿Cuánta gente vio a Zougam?

A lo largo del sumario, aparecen ocho personas que dicen haber reconocido a Zougam en los trenes.Si las ocho estuvieran diciendo la verdad, tendría que haber incumplido las leyes de la física. El tribunal se quedó con sólo tres testimonios, de tres víctimas rumanas, que situaban a Zougam en el tren de Santa Eugenia.

El testigo R-10.

El primero de los testigos, un varón rumano, afirmó ante la Policía y ante el juez Del Olmo que vio a Zougam subirse en el vagón 4 del tren de Santa Eugenia al llegar a la estación de Torrejón de Ardoz. Le describe como de «1,80 aproximadamente, complexión normal, pelo despeinado, moreno, largo hasta los hombros y liso, con cara alargada y gran nariz, con piel morena, con rasgos del tipo de un gitano o un indio. Que vestía un tres cuartos de color negro y pantalones vaqueros. Portaba una gran mochila de color negro, la cual se encontraba bastante llena y con cierto peso».

En la rueda de reconocimiento original, celebrada el 26 de marzo de 2004 en la prisión de Soto del Real, en la que el único árabe de los que componían la rueda era Jamal Zougam, dice reconocerle, aunque manifiesta que el pelo del hombre que él vio era más liso.En el juicio, ni siquiera acudió a prestar testimonio, pero el tribunal tuvo en cuenta sus declaraciones anteriores. La sentencia le reconoce una indemnización superior a los 60.000 euros por una lesión auditiva leve.

La testigo C-65

Es una mujer también de origen rumano, aunque obtuvo la nacionalidad española a partir del atentado. De acuerdo con su ficha de afiliación a una asociación de víctimas, sólo tenía secuelas psicológicas. Sin embargo, según la sentencia del 11-M, tiene hipoacusia izquierda, y se le concede una indemnización de 53.800 euros.

No presta declaración ante la Policía hasta el 1 de abril, 20 días después del atentado. Dice que, cuando el tren estaba entre las estaciones de Torrejón y Coslada, vio a Zougam pasar del vagón 5 al vagón 6 del tren. Hay que resaltar que, entre las estaciones de Torrejón y Coslada hay otra estación intermedia, que es San Fernando. La testigo afirma que el hombre que vio medía 1,80, tenía complexión media, vestía cazadora oscura y portaba una bolsa de color oscuro y de tamaño medio.

Luego, ante el juez Del Olmo, cambia ligeramente su versión, y dice que aquel hombre la empujó en el hombro antes de cambiar de vagón, cosa que no había dicho en su primera declaración ante la Policía. Asimismo, lo que en la primera declaración era una bolsa de deportes se transforma ahora en una mochila cuadrada, y la cazadora oscura de su primera declaración se convierte en un anorak gris o azul oscuro.

Finalmente, en el juicio, la testigo da una tercera versión: afirmando que la persona que vio llevaba una chaqueta azul-gris oscuro y una mochila azul «clarito». También precisó un poco más en qué momento exacto vio a Zougam: entre las estaciones de San Fernando y Coslada.

La testigo J-70

No aparece hasta un año después de los hechos.Declaró ante el juez Del Olmo el 12 de abril de 2005 y resulta ser una amiga, también rumana, de la testigo anterior. El tribunal le ha concedido una indemnización de 48.000 euros por daños psicológicos.

Según su declaración ante el juez Del Olmo, iba sentada al lado de su amiga en el vagón -lo que C-65 no había desvelado en sus declaraciones- y dice que la persona que rozó en el hombro a su amiga «podía medir aproximadamente 1,76. Tenía una cara muy rara, de boca grande y nariz grande y reflejaba tensión en la cara. Que iba vestido con una cazadora de color azul oscuro y pantalón oscuro. Llevaba una mochila que también era de color oscuro, que era una mochila grande». Posteriormente, en el juicio, cambiaría ligeramente su versión y diría (como su amiga) que la mochila que llevaba el hombre era de color azul clarito.

Contradicciones

Si se analizan con cuidado esos testimonios, lo primero que llama la atención es su endeblez. R-10 no acudió a la vista y, cuando declararon por primera vez C-65 y J-70, la fotografía del acusado había sido ampliamente difundida por los medios de comunicación. Además, los tres testigos han recibido fuertes indemnizaciones, a pesar de que dos de ellos no viajaban en ninguno de los vagones atacados. Para colmo, las declaraciones no parecen muy compatibles ni en cuanto a la vestimenta, ni en cuanto al tipo de bulto que dicen que portaba.

El relato

Si sus declaraciones fuesen ciertas, ésta sería la secuencia de los hechos: el primer testigo (R-10) afirma haber visto a Zougam subir en la estación de Torrejón al vagón 4 del tren, que llegó a las 7.23 horas. Es decir, que cogió el tren para depositar su artefacto 16 minutos antes de la hora programada de explosión (las 7.39). No parece un margen muy prudente.

Las dos amigas rumanas dicen que le vieron pasar del vagón 5 al vagón 6 entre las estaciones de San Fernando y Coslada, llevando consigo su mochila. Por tanto, a eso de las 7.29, Zougam no había depositado todavía el artefacto. ¡A 10 minutos de la hora programada de explosión!

En el tren de Santa Eugenia, sólo explotó un artefacto, precisamente en el vagón 4. Lógicamente, si Zougam pasó al vagón 6 entre San Fernando y Coslada, tendría que haber pasado luego otra vez del vagón 6 al 5 y de éste al 4 con su mochila, para depositarla en este último vagón. Y se supone que se bajaría en Vicálvaro, ¡a menos de cinco minutos para que la bomba explotara!

Para que Zougam hubiera podido depositar su artefacto en el vagón 4, tendría que haber vuelto sobre sus pasos casi inmediatamente, abriendo de nuevo la puerta de separación de los vagones 6 y 5 y pasando otra vez, con su mochila, al lado de las dos amigas rumanas. Resulta difícil que éstas no se fijaran en que aquel hombre maleducado que había empujado a una de ellas volvía a pasar al lado suyo. Sin embargo, ninguna de las dos menciona que ese hombre pasara de nuevo inmediatamente hacia el vagón 4.

¿Son tan absolutamente contundentes estos reconocimientos como para condenar a un hombre a 40.000 años de cárcel basándose exclusivamente en ellos?


 









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