EL MUNDO
Un cambio en Interior que era necesario
13/01/2012
Uno de los errores que cometió Aznar cuando llegó al poder en 1996 fue no relevar a destacados mandos policiales, de lo cual tuvo luego sobrados motivos para lamentarse. Afortunadamente, Mariano Rajoy no ha tropezado con la misma piedra. Ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández, procedió al nombramiento de 10 de los 13 altos cargos de este cuerpo.
Era una medida absolutamente necesaria, ya que muchos de los destituidos se habían dejado utilizar por Alfredo Pérez Rubalcaba al servicio de una estrategia de partido e incluso como arietes en campañas de desprestigio del PP o de intoxicación a los medios de comunicación. Ahí quedan como ejemplo la permanente labor de obstaculización de la investigación del 11-M, en la que las Fuerzas de Seguridad han llegado incluso a aportar o aceptar la existencia de pistas falsas, el trabajo de la cúpula policial para boicotear la labor del juez Pablo Ruz en el caso Faisán, o la instrumentalización de la Policía Judicial en el caso Gürtel para desacreditar al PP con continuas filtraciones.
No es exagerado afirmar que nunca en la historia de nuestra democracia las Fuerzas de Seguridad habían sido tan manipuladas políticamente como en los años en los que ha estado Alfredo Pérez Rubalcaba como ministro de Interior, que convirtió en títeres a su servicio a los mandos policiales.
Ignacio Cosidó, director general de la Policía, y su compañero Gil Lázaro son testigos por sus numerosas interpelaciones parlamentarias de la opacidad de Rubalcaba y de la falta de respeto que ha mostrado continuamente a los diputados que intentaban controlar su labor, a alguno de los cuales llegó a amenazar. Uno de los mandos destituidos es Enrique Pamies, hasta ahora jefe superior de Policía en el País Vasco, imputado por el juez como máximo responsable policial del chivatazo. Evidentemente, no podía seguir en un cargo tan sensible una persona a la que se le acusa de haber alertado a Joseba Elosua de que las Fuerzas de Seguridad preparaban una operación contra la red de extorsión de ETA. El propio Cosidó había pedido en el Congreso su dimisión.
Iguales motivos había para destituir a Juan Antonio González, responsable de la Policía Judicial, que ha convertido a este cuerpo en un apéndice de la voluntad de Rubalcaba y en un instrumento de venganza contra el PP. Ahí está su asistencia a la cena con Garzón y Fernández Bermejo tras la cacería -coincidente con la investigación sobre Gürtel- que le costó el cargo al ministro de Justicia.
Otro de los cesados es Miguel Ángel Santano, jefe de la Policía Científica, que fue ascendido tras su sospechosa labor en las pesquisas iniciales sobre el 11-M. Santano, al que todavía se le recuerda por su triste papel en el caso del ácido bórico, era un conocido simpatizante del PSOE y una persona siempre dispuesta a plegarse a los manejos de Rubalcaba. También ha sido relevado Félix Hernando, hombre de confianza de Rafael Vera, jefe de la UCO de la Guardia Civil cuando se produjo el 11-M y conocido por llevar los maletines con dinero a Amedo y Domínguez a Suiza.
Todos los cargos nombrados por Fernández y Cosidó para sucederles tienen un perfil profesional, por lo que estamos convencidos de que su labor se va a guiar por el respeto a la legalidad y la defensa de los intereses generales. Lo que ha pasado no debería repetirse jamás. Si hay un ministerio que tiene que permanecer ajeno a cualquier interés partidista, ése tiene que ser Interior. Por ello eran absolutamente necesarios estos cambios que deben ir encaminados a devolver el prestigio a unos cuerpos policiales que sólo tendrían que preocuparse de luchar contra el crimen y hacer que se cumpla la ley.
Destituido el mando policial acusado de dar el chivatazo
FERNANDO LÁZARO
MADRID
13/01/2012 PORTADA
Enrique Pamies era hasta ahora el jefe superior en el País Vasco
La revolución ha sido total. El Ministerio del Interior no sólo ha cambiado de un plumazo a toda la cúpula operativa de la época de Rubalcaba sino que, además, ha destituido al jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, imputado en el caso del chivatazo policial a ETA en el bar Faisán.
Uno tras otro, el nuevo responsable de la Policía, Ignacio Cosidó, recibió en su despacho a los comisarios salientes para comunicarles su cese y explicarles que quería renovar por completo la Policía. Ultimó los nombres con el ministro del Interior, Jorge Fernández, y el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa. Se barajó una remodelación aún más amplia, en el segundo nivel, pero se optó por sustituir primero a los altos cargos.
El mando imputado por el Faisán ha sido relevado por el hasta ahora comisario de San Sebastián, Fernando Amo. Pamies estuvo procesado por la Audiencia Nacional por su presunta implicación en el chivatazo perpetrado el 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán. Tras una cuando menos extraña maniobra del presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, el auto de procesamiento fue rechazado y la causa devuelta al juez Ruz que, no obstante, mantiene la imputación contra este mando. También está imputado un inspector, José María Ballesteros, al que se presume que Pamies ordenó ir al Faisán y entregar un teléfono móvil a Elosua. Asimismo está imputado el que fuera director general de la Policía con el PSOE, Víctor García Hidalgo.
Semana tras semana, el PP interrogó en el Parlamento a Rubalcaba por este caso. Muchas de las interpelaciones las realizó el ahora director de la Policía y en muchas de ellas le preguntó cómo era posible que no hubiera actuado contra un mando como el jefe superior cuando ya estaba señalado policial y judicialmente como implicado en el caso Faisán. Fueron cientos las preguntas por escrito a Interior, tanto de Cosidó como del también diputado popular Ignacio Gil Lázaro. La renovación trata de borrar todo vestigio del poder policial de Rubalcaba. «No se trata de una purga, pero se quiere trasladar el mensaje de que de la anterior línea política en Interior no queda nada», apuntaron fuentes cercanas al Ministerio.
La renovación policial ha incluido al hasta ahora director adjunto operativo (DAO), Miguel Ángel Fernández Chico. Este comisario, que está enfermo, realizó un informe también en la causa del Faisán, en el que trató de restar importancia a algunas de las conclusiones policiales del equipo encargado de llevar a cabo las pesquisas. Descartó en su escrito que el chivatazo tuviera una finalidad política, como decían sus subordinados en su último informe, en el que aportaron fotografías donde aparecía uno de los imputados, Ballesteros, saliendo del bar Faisán.
También ha sido destituido el comisario de Policía Judicial, Juan Antonio González. Este mando se ha visto inmerso en más de una polémica. Saltó a la esfera pública tras detener al ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán. Sus actuaciones fueron duramente criticadas desde las filas populares, sobre todo desde el inicio de la operación Gürtel. González asistió a una cena, tras una cacería, en la que se reunieron, entre otros, el juez Garzón y el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Ese encuentro se produjo justo después de que la Policía pusiera en práctica la actuación contra dirigentes del Partido Popular en Valencia. Otro que cesa es Miguel Ángel Santano, muy significado también por su cercanía al PSOE. Tuvo una actuación muy criticada durante los primos días del 11-M y en el llamado caso del ácido bórico, por el que fue juzgado.
El perfil de los sustitutos en la nueva cúpula policial es profesional y experimentado. Así, al frente de la Dirección General Operativa estará Eugenio Pino. Experto en labores de información y acostumbrado a dirigir a miles de agentes en las Unidades de Intervención Policial, es un gran defensor de la profesionalización del Cuerpo. Sorprendente ha sido el nombramiento como comisario general de Información del policía de confianza de Esperanza Aguirre, Enrique Barón. Encargado de luchar contra ETA, dirigía hasta ahora la seguridad de la Comunidad. Ocupó las jefaturas del País Vasco y de Madrid.
El organigrama se completa con Enrique Rodríguez Ulla como director general de la Policía Judicial y con Pilar Allúe, la primera mujer en dirigir una jefatura superior, como comisaria de la Policía Científica. Florentino Villabona ha sido designado comisario de Seguridad Ciudadana y Emilio Baos, de Extranjería y Fronteras. El jefe de la División de Formación será Santiago Sánchez. El comisario José María Rodríguez Calderón estará al frente de la Subdirección de Gestión Económica, Técnica y Documental, con Antonio Rodríguez como subdirector de personal. La jefatura de la Unidad de Documentación recaerá en Pedro Polo.
Dos puestos clave
13/01/2012
Eugenio Pino. Nuevo director adjunto operativo. Analista de temas de información, estuvo al frente de las Unidades de Intervención Policial hasta 2004. Desde entonces ha sido comisario provincial de Huesca. Durante los últimos años se ha batido el cobre para lograr frenar el fuerte aumento de los cargos de libre designación en Interior y un papel prioritario para los comisarios principales.
Enrique Barón. Ha pasado por numerosos puestos relacionados con la lucha contra ETA. Estuvo al frente de la Jefatura Superior de Policía del País Vasco y, después, de Madrid. Actualmente ocupaba la Dirección General de Seguridad e Interior de la Comunidad de Madrid. Está considerado como un hombre de la máxima confianza de Esperanza Aguirre.
El 'hombre del maletín', a segundo plano
13/01/2012
No ha sido únicamente en la Policía donde se han producido cambios. En la Guardia Civil también se ha destituido a un general de destino. Se le trata como un relevo casi natural. Y, al menos de momento, es el único cambio previsto en el Instituto Armado. Pero el nombre del destituido es muy significativo. Se trata del general Félix Hernando. Hasta ahora era jefe de gabinete del ya cesado director general de la Policía y la Guardia Civil Francisco Javier Velázquez. Ahora, será destinado a un cargo muy alejado de las esferas de influencia de la dirección. La Guardia Civil asegura que no se trata de una purga sino de una renovación profesional, «sin más». Pero al destituido siempre le ha perseguido la polémica. Ya durante el primer Gobierno socialista se convirtió en un hombre de confianza del que fuera secretario de Estado de Seguridad Rafael Vera, tanto como para convertirse en el mando de la Guardia Civil conocido como el 'hombre del maletín', que entregó dinero a las mujeres de los ex policías Amedo y Domínguez durante las investigaciones sobre los GAL para que guardaran silencio.
Pero su papel más destacado se produjo tras los atentados del 11-M. En aquella época dirigía la Unidad Central Operativa (UCO) de la Policía Judicial. Esa unidad fue alertada en varias ocasiones de que en Asturias había una importante trama de delincuentes que se dedicaba al tráfico de explosivos. La Guardia Civil detuvo el coche que utilizaron los terroristas para trasladar el explosivo, le sancionó en dos ocasiones y le dejó continuar cuando se presume que viajaban ya con la mayor parte de la dinamita que, según la sentencia, fue utilizada en la masacre del 11-M. El vehículo llevaba matrículas dobladas.
Uno de los condenados, Rafá Zouhier, confidente de la Guardia Civil, también alertó sin éxito de esta situación. Pero, además, este mando del Instituto Armado tuvo también un papel muy activo en la destrucción de documentos oficiales de los servicios de inteligencia en los que se señalaban las denuncias que habían recibido en la UCO sobre las actividades delictivas en Asturias y que no fueron atendidas con suficiente diligencia.
Cuando el juez que juzgó el 11-M habló en privado de que mandaría «camino de Jerez» a mandos por falso testimonio, no eran pocos los que le señalaban con el dedo a él.
Rubalcaba defiende su Policía: «Ha funcionado como un reloj»
13/01/2012
Su Twitter dice que fue «el mejor ministro del Interior»
El candidato a la Secretaría General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, respetó ayer el relevo en la cúpula de la Policía, pero rompió una «lanza» en favor de su equipo policial, al que elogió porque ha funcionado «como un reloj». En una entrevista a Telecinco recogida por Europa Press, Rubalcaba destacó que el anterior equipo era «estrictamente profesional». «No le voy a negar el derecho a quien llega a poner a su equipo, pero quiero romper una lanza a favor del mío», sostuvo el ex ministro.
En este sentido, defendió la labor de la anterior cúpula en materia de delincuencia, inmigración, terrorismo y tráfico. «Tenemos unas tasas de delincuencia que son las más bajas de la década, la inmigración ilegal más controlada que nunca, hemos acabado con la violencia de ETA, aunque queden cosas por hacer, y los datos de tráfico son los que son», manifestó.
Al hilo de esto, indicó que estos logros son «tarea de la Policía y la Guardia Civil» y tienen que «ver con la dirección» de las mismas. «El Ministerio del Interior ha funcionado como un reloj», añadió.
El equipo que gestiona el Twitter del candidato tiene también muy buena opinión de él, hasta el punto de que ayer por la tarde no sintió ningún pudor para tuitear el extracto de un artículo de un militante del PSOE en Granada [ver imagen superior] que decía que Rubalcaba destaca «por su ejemplo, su labor como el mejor ministro del Interior de todos los tiempos, por sus ideas y el haber dado la cara en el peor momento...».
La campana de Huesca
SANTIAGO GONZÁLEZ
13/01/2012
No se había visto nada igual desde la campana de Huesca. El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha hecho una escabechina espectacular en la cúpula policial diseñada y construida por ese Brunelleschi llamado Alfredo Pérez Rubalcaba. Diez de 13. Cosidó había escrito su nombre con letras indelebles en el diario de sesiones del Congreso, junto al de su compañero Gil Lázaro, por la tenacidad con que un miércoles tras otro preguntaron cientos de veces al ministro Rubalcaba por uno de los casos vinculados a su gestión desde su nombramiento: el chivatazo a la trama de extorsión de ETA, conocido como caso Faisán. Uno de los nervios de la cúpula desmantelada, Enrique Pamies, era hasta el miércoles jefe superior de Policía del País Vasco y fue imputado por haber dado presuntamente la orden para que el policía Ballesteros acudiera al bar Faisán y pasara a Elosua el móvil por el cual se alertó al hostelero del grado de conocimiento que la Policía tenía sobre sus andanzas.
También ha sido destituido el general de la Guardia Civil Félix Hernando, que en su día fue procesado por acompañar a Juan de Justo, secretario de Vera, en su trasiego de maletines a Suiza para las novias de los ex policías Amedo y Domínguez con el fin de garantizar el silencio de éstos. Hernando, que entonces era coronel, fue absuelto por no poderse acreditar que conociera el origen ni el destino de aquellos maletines. El mismo destino ha sufrido Miguel Ángel Santano, comisario jefe de la Política Científica, que adquirió justa notoriedad en el caso del ácido bórico.
Y así hasta 10. Pero quizá la cabeza que hace de badajo sea la del comisario jefe de la Policía Judicial, Juan Antonio González. El viernes 6 de febrero de 2009, el entonces titular del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, emitió orden de detención contra Francisco Correa y otros cinco presuntos organizadores de una trama de corrupción que se conoció con el nombre clave que la Policía había dado a la operación, Gürtel (correa en alemán). El juez de la Audiencia había procedido según costumbre: detener a los sospechosos en viernes para tenerles en maceración durante el fin de semana con el fin de inducirles a la reflexión. Imputeados se llamaba esa figura. A continuación se fue a cazar y aquella misma noche cenó en el restaurante del Hotel Del Val, en Andújar, con el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, la fiscal Delgado, que iba a título particular, y el comisario jefe de la Policía Judicial, Juan Antonio González.
El ministro Bermejo cayó por no conocer los límites geográficos y competenciales de las autonomías y haber cazado en Jaén con licencia de Castilla-La Mancha. El comisario JAG ha caído en la demolición (por ahora no sabemos si controlada) y el juez que fue alma mater del caso Gürtel («La corrupción que afecta al PP», titulaba la prensa amiga las filtraciones del sumario, atribuidas a JAG), asistirá el martes en calidad de procesado a la apertura de juicio oral ante el Supremo por las escuchas de Gürtel. Salvo que se ponga enfermo este fin de semana, que viene un brote agudo de gripe según dicen.
Los sindicatos policiales, salvo el socialista, alaban los cambios
13/01/2012
El SUP considera que es la «peor dirección de la democracia»
Los principales sindicatos policiales recibieron ayer con división de opiniones la remodelación de la cúpula de la Policía Nacional que ha acometido el nuevo director general, Ignacio Cosidó. La Confederación Española de Policía (CEP) y el Sindicato Profesional de Policía (SPP) alabaron los cambios. Pero el Sindicato Unificado de Policía (SUP), de tendencia progresista, los criticó con dureza, e incluso emitió una nota antes de que se hubieran comunicado oficialmente.
La CEP elogió los cambios por el «deterioro en la gestión» en varias áreas y las acusaciones de politización del anterior mando del Cuerpo. La CEP trasladó a la nueva dirección su «plena confianza». En un comunicado recogido por Europa Press, el sindicato considera que el relevo en la cúpula de la institución era necesario y urgente, y «no sólo porque el ciclo» de los ex responsables «hubiera caducado». «El deterioro en la gestión de varias áreas de nuestro Cuerpo y las acusaciones de politización que se cernían sobre algunos de los integrantes de esta cúpula superaban, con creces, lo razonable», indicó.
Por ello, la CEP señaló que el relevo policial «higieniza», desde el punto de vista de la gestión, la labor policial. Asimismo, el sindicato reiteró sus quejas sobre el anterior mando policial, que disponía de «algunas, muy pocas, honrosas excepciones».
El SPP, mayoritario en las escalas superiores del cuerpo, consideró que la nueva cúpula ofrece «mucha confianza» al estar integrada por profesionales de «intachable» trayectoria. Así lo aseguró a Efe el presidente del SPP, José Ángel Fuentes Gago, para quien el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el director general de la Policía han elegido una nueva junta de gobierno con un perfil «muy profesional».
Por último, el Sindicato Unificado de Policía fue el único que estuvo muy crítico en su valoración y llegó a decir que es «la peor dirección de la Policía de la democracia» porque es «la más politizada». En un comunicado, el SUP advirtió al nuevo Gobierno de que comprobará en los próximos meses que «cunde el desaliento» entre los mandos policiales.
La central policial consideró que el mensaje lanzado por el Ejecutivo es «demoledor» ya que para llegar a la junta de gobierno hay que ser «mal profesional» y «tener adherencias políticas».