domingo, septiembre 20, 2009

[AR] El suicidio del comandante Henry de PJR



EL MUNDO

 

Domingo, 20 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.216.

OPINION

CARTA DEL DIRECTOR

 

El suicidio del comandante Henry

 

PEDRO J. RAMÍREZ

 

Cuando hace tres años traté de representar la pugna entre quienes buscábamos el completo esclarecimiento del 11-M y quienes contribuían al ocultamiento de la verdad en el duelo a sable que el 6 de marzo de 1898 mantuvieron los comandantes Picquart y Henry en la sala de doma de la Escuela Militar de París por una cuestión de honor, no podía imaginar que el presente imitaría tan rápidamente al pasado y menos aún que sería el propio comisario Sánchez Manzano quien actuaría como si, arrastrado por algún tipo de atracción fatal, pretendiera seguir el guión del caso Dreyfus.

Sólo la sensación de absoluta impunidad de quien se cree protegido por el aparato del Estado y esa mezcla de chulería castiza y arrogancia elitista del estilo de la que impregnaba a aquellos oficiales del Estado Mayor francés -el «Arca Sagrada», lo denominaban- explican el paso emprendido por el ex jefe de los Tedax al presentar una demanda civil de protección del honor contra EL MUNDO. Y encima con el mismo letrado que representó al general Galindo y a otros facinerosos de los GAL.

 

Nunca le agradeceremos bastante a este turbio policía con aires de galán maduro esa iniciativa ofuscada. No sólo por señalarnos públicamente como su antagonista, identificándonos así con el tenaz y honrado Picquart que investigaba las falsedades de sus superiores -y con quienes como Zola, Clemenceau o Jaurés le respaldaron-, sino sobre todo por proporcionarnos la oportunidad de ser parte en un procedimiento judicial sobre el 11-M, pudiendo ejercitar el derecho de defensa en toda su longitud y latitud legal.

 

Eso nos ha permitido solicitar y obtener, durante los varios meses que duró la intensa instrucción de la causa, la práctica de una serie de pruebas y diligencias que iban adquiriendo así el marchamo de la legitimación jurisdiccional. Han sido meses de contener la respiración mientras, episodio tras episodio, nuestro brillante y sólido abogado Juan Luis Ortega -para quien el caso ha supuesto una auténtica consagración profesional: de casta le viene al galgo- iba logrando judicializar algunas de las más notables revelaciones de EL MUNDO sobre el 11-M.

 

La trascendencia de la sentencia que desestima la demanda de Manzano, imponiéndole el pago de las costas, queda patente si repasamos la literalidad de las cinco acusaciones concretas que formulé en junio contra él durante el acto de presentación -mi «Yo acuso»- del libro Tytadin de Antonio Iglesias:

 

«Yo acuso al entonces comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con flagrante incumplimiento de sus deberes profesionales 1) al transgredir los protocolos sobre recogida y almacena- miento de restos, 2) al asumir unos análisis que no le habría correspondido realizar, 3) al no poner a disposición de la Policía Científica los fragmentos obtenidos en los focos de los trenes, 4) al predeterminar la investigación con la muestra patrón de la Goma 2 Eco de la que presuntamente salió también el explosivo colocado en la Kangoo y 5) al proporcionar al juez Del Olmo, a la Comisión de Investigación parlamentaria y al propio tribunal del 11-M información falsa o gravemente errónea, perjudicando una y otra vez la búsqueda de la verdad de lo ocurrido».

 

Pues bien, todos y cada uno de estos extremos han quedado corroborados en la pulcra y articulada sentencia de la magistrada Ana Cristina Lledó Fernández. Respecto a la primera acusación, en el folio 35 se dice que los Tedax «recogieron múltiples restos y vestigios que estuvieron en contacto con los focos, incluidas impregnaciones de acetona y agua, pero en vez de ser trasladados primeramente al grupo [de Madrid] que era el cauce usual, el demandante ordenó el traslado directo de tales restos y vestigios a la Unidad Central sin el previo inventario y clasificación oportuna». Además se añade que a la perito de los Tedax no le llegaron las «soluciones acuosas» y que admitió que los «restos y vestigios de la calle Téllez estaban amontonados en una bolsa… sin clasificación ninguna».

 

Respecto a la segunda acusación, en el folio 33 se señala nada menos: «Que no obstante carecer el Laboratorio de los Tedax de instrumentos cualificados para realizar una pericial científica eficaz sobre las muestras de los focos de las explosiones, el demandante lejos de remitirlos para su análisis a la Policía Científica, que sí contaba con los medios físicos y humanos para ello, designó expresa y exclusivamente a una perito de los Tedax para llevar a cabo la analítica referida, la cual, como ya se ha expuesto, no expresaba componente alguno detectado».

 

Respecto a la tercera acusación, en el folio 34 se desmonta la coartada de Manzano, al hacer constar que declaró en el juicio del 11-M que «nunca» se habían enviado esos restos a la Policía Científica, «cuando lo cierto es que, como revela el oficio remitido a estos autos por la Dirección General de la Policía, entre el año 2000 y 2006 la Policía Científica realizó por petición de los Tedax 116 informes… inclusive 10 de restos de explosivo no pesable». El subrayado es mío porque he aquí una de las principales muestras de por qué tenemos que estarle tan agradecidos a Manzano: si el juzgado no los hubiera reclamado, EL MUNDO nunca habría logrado que el Ministerio del Interior le facilitara tales datos.

 

Respecto a la cuarta acusación y de resultas de un examen detallado de lo ocurrido con la metenamina -que aparece a la vez en las «piedras de Pulgarcito» y en la cantera de Manzano-, en el folio 37 se afirma que «la posibilidad de que el explosivo encontrado en la furgoneta Renault Kangoo y la muestra patrón de Goma 2 Eco entregada a la Policía Científica [por el jefe de los Tedax] provinieran del mismo cartucho es una teoría explicativa, que está basada en unos datos ciertos». Y eso que Su Señoría no aceptó como prueba el informe Iglesias por haber sido presentado fuera de plazo.

 

Respecto a la acusación quinta que es, en efecto, un cajón de sastre, la sentencia no sólo ratifica y cataloga aportaciones «falsas o erróneas» al sumario del 11-M que eran ya de dominio público como la entrega al juez Del Olmo de una réplica de la mochila de Vallecas haciéndola pasar por genuina -folio 28- o la pertinaz ocultación de la radiografía que mostraba que los cables de la mochila original estaban sueltos y por lo tanto era imposible que el explosivo estallara -folio 29-, sino que se detiene en dos de los más significativos descubrimientos de Casimiro García-Abadillo sobre ese teléfono anexo que en definitiva sustentó la versión oficial del 11-M.

 

Lo hace en el folio 27 cuando establece que Manzano «elaboró y remitió» al juez Del Olmo dos informes «en los que se concluye que no hay relación en el modus operandi entre la utilización de los móviles por ETA, sin hacer la más mínima reseña o mención del antecedente del comando Txirrita, desarticulado en Madrid, al que se le incautó material informativo sobre un teléfono móvil diseñado como iniciador o temporizador del artefacto explosivo, como resulta del informe obrante en estos autos y remitido por la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil». El subrayado debería ser doble pues fíjense en lo inverosímil que resultaría que nuestros dos principales cuerpos de seguridad, tan poco propensos a colaborar entre sí, lo hicieran para ayudar a EL MUNDO a investigar el 11-M si no hubiera mediado la vía del apremio judicial.

 

Gracias de nuevo a Manzano empieza a perfilarse así que existió una trama policial integrada al menos por él mismo, por el comisario Santano -cuyos hombres falsificaron el informe del ácido bórico- y por los mandos de la UCIE que presionaron a Cartagena para que callara ante Del Olmo todo lo que sabía sobre contactos entre islamistas y etarras. Todos remaban en la misma dirección y perseguían idéntico objetivo: eliminar del sumario cualquier referencia a ETA.

 

El otro pasaje en el que la sentencia se centra en ese teléfono móvil que cambió la historia de España llega en el folio 30 cuando recuerda que en tres informes distintos emitidos a lo largo de un año y medio Manzano le comunicó a Del Olmo que «al ser encendido se pudo apreciar que en la pantalla tenía programadas las funciones de alarma-despertador y vibración, que la hora que marcaba el reloj era la correcta y que estaba programado para activar la función vibrador-despertador (donde estaba conectado el detonador) a las 7,40 horas».

 

A continuación su señoría añade que «los demandados» -o sea nosotros- han «avalado» mediante el «libro técnico del teléfono… y un dictamen pericial… debidamente aportado y ratificado en estas actuaciones» -el perito ya no sólo tiene el control de calidad de EL MUNDO, sino también el del juzgado- que eso «es imposible en cuanto que este modelo borra los datos almacenados al ser retirada la batería como aquí hubo de hacerse para extraer la tarjeta SIM». La juez Lledó concluye que hemos realizado «un ejercicio de investigación serio y riguroso» que ha desembocado en una «información veraz aunque [este extremo] no haya sido probado en el juicio y no se recoja en la sentencia».

 

¿Se dan cuenta ustedes de las implicaciones que tienen estas palabras? La juez está sugiriendo que si la misma prueba que se practicó ante sus narices se hubiera practicado ante las del tribunal del 11-M la sentencia tendría que haber reflejado que la sincronización operativa entre el teléfono de la mochila de Vallecas y los que presuntamente iniciaron las bombas que estallaron en los trenes fue un cuento chino inventado por Manzano para engañar al instructor.

 

Doy por hecho que esto dará pie a que ese gran jurista que es José María de Pablos proceda a una inmediata ampliación de la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas pues su conexidad con lo que ya se investiga es patente. Pero quedamos también a la espera de lo que haga el magistrado Eloy Velasco, teórico continuador de la instrucción del 11-M, pues si no deja de tener importancia la red islamista que ayudó a huir a algunos imputados, es obvio que mucho más crucial resulta aclarar la falsificación de una prueba básica dentro del procedimiento principal. Veremos si es un juez de verdad o sólo un gallina.

 

Y estamos esperando también que el fiscal general del Estado actúe en consecuencia, reencontrándose con aquel magistrado justo que una vez fue. De momento él es el responsable de que ese súcubo de Bermejo al que ha instalado en la Fiscalía de Madrid pretenda meter tres años en la cárcel a Antonio Rubio, cuando como ciudadano y como servidor público debería descubrirse a su paso y agradecerle que publicara lo que Cartagena había ido contándole a la policía sobre el grupo que pretendía «hacer la Jihad en España y en Marruecos».

 

Cándido Conde-Pumpido ya tiene media cara de Eligio Hernández. Aunque sólo sea por soberbia intelectual no creo que, llegado el momento, vaya a permitir que se le ponga entera.

 

Menos claro me parece el caso del propio Manzano al que estos días hemos comparado con Amedo, pero en quien yo sigo viendo ante todo al desafiante comandante Henry. Los informes que envió una y otra vez al juez Del Olmo, haciendo que todo cuadrara en torno a la versión oficial, determinaron al fin y al cabo el curso del proceso de modo equivalente a como lo hizo el histriónico testimonio de Henry señalando al banquillo que ocupaba Dreyfus: «¡Ahí está! ¡Ese hombre es el traidor!». Y de la misma forma que Henry incurrió al fabricar pruebas incriminatorias en lo que la derecha antisemita definió como «una falsifica- ción patriótica», es obvio que la motivación de Manzano para manipular, obstruir y alterar la investigación del 11-M no fue crematística.

 

Tras verse descubierto, el tan altivo y puntilloso guardián de su honor Hubert-Joseph Henry se suicidó, cortándose la yugular con una cuchilla de afeitar en la prisión del fuerte Mont Valerien el 31 de agosto de 1898. Aunque el propio Rubalcaba haya visto tendencias suicidas en la más que imprudente temeraria, más que temeraria previsiblemente fatídica decisión de Manzano de presentar una demanda contra EL MUNDO, cuando tenía el más frágil de los cristales como techo, es evidente que hablamos en sentido metafórico. Si algún día me lo encontrara por la calle igual que se lo encontró Zapatero en aquel acto de entrega de condecoraciones hace tres años -«Tú eres Manzano, ¿no?... No te preocupes por lo que está pasando, no van contra ti sino contra mí»-, yo le diría que lo que se espera de él no es un sacrificio, sino la verdad. Porque es obvio que todo esto no se le ocurrió a él solito.

 

pedroj.ramirez@elmundo.es



Domingo, 20 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.216.

ESPAÑA

11-M / La investigación

 

La 'semana de pasión' de Manzano

Luis del Pino repasa el calvario judicial del ex jefe de los Tedax, que está imputado y ha fracasado en sus demandas y querellas

 

LUIS DEL PINO

 

Hay semanas en las que uno no está para nada. O eso, al menos, es lo que ha debido de pensar el comisario Sánchez Manzano, a la vista de la sucesión de reveses judiciales en los que ha desempeñado un papel protagonista.

MARTES. Su particular calvario se iniciaba el pasado martes, con su declaración como imputado ante el Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, como resultado de la querella que contra él ha planteado la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, por los presuntos delitos de falso testimonio, encubrimiento por ocultación de pruebas y omisión del deber de perseguir delitos.

 

Durante su declaración, el que fuera jefe de los Tedax el 11-M se vio obligado a admitir que se habían destruido la mayor parte de las muestras recogidas en los trenes el 11 de marzo y en los días siguientes. Desapareció una auténtica montaña de evidencias, que podrían habernos permitido determinar sin género de dudas los explosivos utilizados en la masacre. Al juicio sólo llegaron unos pocos restos metálicos que, para más inri, habían sido previamente lavados con agua y acetona. Lo peor de esa confesión es que en el sumario del 11-M no consta por ninguna parte ni la petición de destruir las muestras ni la comunicación del juez autorizando esa destrucción.

 

En realidad, Sánchez Manzano debería haber declarado el pasado mes de agosto, pero su comparecencia hubo de posponerse debido a que no se le pudo entregar la citación, por hallarse de crucero en aguas del Mediterráneo. Lo cierto es que, como publicó EL MUNDO, los testigos afirman que volvió de su crucero con tiempo suficiente para comparecer ante el juez, pero al parecer prefirió retrasar su declaración, quizá para que no coincidiera con la de su subordinada, la jefa del laboratorio de los Tedax, también imputada.

 

Sin embargo, lo que al final consiguió el comisario es que su comparecencia coincidiera con dos importantes pronunciamientos judiciales en su contra, por lo que la cosa no ha podido haberle salido peor.

 

MIÉRCOLES. El miércoles por la noche, VeoTV ofrecía en exclusiva una noticia que debió de caer como un mazazo entre los cada vez más escasos defensores de la versión oficial del 11-M: la juez del Juzgado de Primera Instancia número 56 de Madrid había desestimado, en su integridad, la demanda que Sánchez Manzano había planteado contra EL MUNDO y varios de sus periodistas. La sentencia le condenaba, asimismo, a pagar las costas del juicio.

 

El simple hecho de que se desestimara la demanda ya constituiría, por sí sólo, un auténtico triunfo de la libertad de expresión. Pero lo que nadie se esperaba es que la sentencia de la juez Lledó entrara, además, en el fondo del asunto, analizando con detalle las informaciones publicadas por EL MUNDO en su día y dictaminando que dichas informaciones fueron «veraces» y «rigurosas».

 

No sólo eso: la juez considera como hecho probado que en los días inmediatamente posteriores al 11-M se produjeron gravísimas irregularidades en las investigaciones oficiales sobre los atentados, entre las que se incluyen la alteración de los procedimientos habituales en caso de atentado, la ocultación de datos al juez Del Olmo y la elaboración de informes con datos directamente falsos.

 

En la sentencia se confirma, por ejemplo, que se ordenaron llevar los restos de los trenes a la Unidad Central, en lugar de a la Brigada Provincial de los Tedax, que era lo usual. Se confirma también que el laboratorio de los Tedax no contaba con el equipamiento necesario para los análisis detallados que había que realizar a las muestras, a pesar de lo cual no se enviaron a la Policía Científica.

 

La sentencia deja claro, asimismo, que Sánchez Manzano volvió a faltar a la verdad en el juicio del 11-M (ya lo había hecho antes en la Comisión de Investigación), cuando dijo que «nunca» se enviaban residuos de explosiones a la Policía Científica para su análisis.

 

Y se revelan, finalmente, dos datos novedosos. Por un lado, que la Brigada Provincial de Tedax remitió en su día a Sánchez Manzano una nota informativa indicando que la mochila de Vallecas no estalló porque tenía dos cables sueltos, a pesar de lo cual el comisario no comunicó ese extremo al juez Del Olmo en su informe de 26 de abril de 2004, donde afirmaba que se desconocían las causas por las que la mochila no había estallado. Estaríamos, por tanto, ante una deliberada ocultación de datos al juez instructor del 11-M.

 

La segunda de las novedades es aún más llamativa. Porque se confirma que lo primero que se hizo con el teléfono encontrado en la mochila de Vallecas, en la madrugada del 12-M, nada más llegar al complejo policial de Canillas, fue desarmarlo para analizar las huellas dactilares. Lo que implica, dadas las características técnicas de ese modelo, que en ese instante se perdió cualquier información de programación que el teléfono tuviera. A pesar de lo cual, Sánchez Manzano le dijo al juez que el teléfono estaba programado en modo alarma, con las 7.40 como hora de activación. ¿Cómo pudo saberlo, si la programación del teléfono se había borrado? Es un detalle enormemente importante. Porque si la mochila de Vallecas fuera como las bombas que verdaderamente estallaron en los trenes (lo cual es mucho suponer), entonces es absolutamente imposible saber la hora o el modo de funcionamiento con el que el teléfono de esa mochila estaba programado. Todo lo que nos han dicho de que las bombas del 11-M utilizaban teléfonos móviles programados para explotar a las 7.40 horas no pasaría de ser, en el más favorable de los casos, una mera suposición de los investigadores.

 

Ese mismo miércoles, y dentro del marco de la querella interpuesta por las víctimas contra Sánchez Manzano, diversos testigos confirmaban cómo el comisario se saltó el 11-M los procedimientos, asumiendo él mismo el mando operativo de los Tedax; ordenando que las muestras recogidas se llevaran a la Unidad Central (en lugar de a la Brigada Provincial) y permitiendo u ordenando que se destruyera una multitud de evidencias, en lugar de conservarlas hasta el juicio, como marca la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

 

JUEVES. Al día siguiente, Libertad Digital publicaba otra exclusiva, dando cuenta del segundo revés judicial para Sánchez Manzano en el plazo de dos días: la Audiencia Provincial de Madrid acababa de rechazar un recurso del comisario y acordaba desestimar definitivamente la querella que había presentado en febrero contra la Asociación 11-M Verdad y Justicia y la Plataforma Ciudadana Peones Negros.

 

La querella había sido presentada por un cortometraje elaborado por esa asociación y distribuido a través de Youtube, en el que se denunciaban irregularidades durante las investigaciones. Después de rechazarse en primera instancia, el caso había llegado hasta la Audiencia Provincial, que la desestimó definitivamente. En su auto, la Audiencia señalaba que el caso ni siquiera hubiera debido admitirse a trámite y que «la gravedad de los hechos producidos el 11-M, así como las circunstancias de que los restos de los explosivos no se remitieran a un gabinete científico mejor dotado, justifican sobradamente un amplio margen para el uso en una sociedad democrática de las libertades de expresión e información».

 

Pero si ese nuevo revés era malo para Sánchez Manzano, mucho peores eran las reacciones de los sindicatos policiales a la sentencia que absolvía a EL MUNDO, reacciones de las que este diario se hacía eco aquel mismo jueves.

 

Porque, mientras que el SPP (que es quien está respaldando a Sánchez Manzano en sus querellas) lamentaba que los superiores del ex jefe de los Tedax le hubieran «dejado tirado», la CEP consideraba que la sentencia «demuestra que no todas las cuestiones relativas a la investigación de los atentados del 11-M fueron desarrolladas con la pericia y profesionalidad requeridas».

 

Mucho menos delicado se mostró el SUP, que calificó al comisario como «el peor jefe que han tenido nunca los Tedax» y afirmaba que «ha hecho un flaco favor a la Policía y ha prestado un servicio impagable a la teoría de la conspiración».

 

Pero hasta estas duras palabras parecen comedidas al lado de la reacción de la Unión Federal de Policía, cuyo portavoz, Alfredo Perdiguero, reclamó a Sánchez Manzano que aclare «si recibió órdenes y de quién». La sentencia, según dicho sindicato, deja claro que el comisario «ha mentido y ha manipulado pruebas de los atentados más graves de la historia de España».

 

VIERNES. La semana terminaba para el ex jefe de los Tedax con la declaración de otros testigos en la causa que se sigue contra él a instancias de víctimas del 11-M. El que fuera subdirector general operativo de la Policía, Pedro Díaz Pintado, confirmaba que nunca se destruyen las evidencias de un crimen sin la preceptiva autorización judicial, mientras que uno de los peritos del laboratorio de la Policía Científica, Manuel Escribano, relataba cómo los días 11 y 12 de marzo habló personalmente en dos ocasiones con Sánchez Manzano para pedirle que le enviara las muestras de los trenes, ya que tenía todo preparado para realizar los análisis. Las muestras, por supuesto, nunca le fueron enviadas, en contra del procedimiento habitual.

 

Hay semanas, como les decía, en las que uno no está para nada. Aunque quizá lo que Sánchez Manzano debiera preguntarse es quién le ha empujado a presentar una serie de querellas sin sentido contra diversos periodistas. Querellas que, al final, se están volviendo contra él. A la vista de los acontecimientos, parece, efectivamente, que alguien ha «dejado tirado» al comisario, como decía el portavoz de su propio sindicato.

 

Aunque yo diría que, más que sus superiores, quienes le han dejado en la cuenta son aquéllos que han querido utilizarle como ariete y que ahora se permiten el lujo de decir (¡hace falta valor!) que el ex jefe de los Tedax «ha prestado un servicio impagable a la teoría de la conspiración».

 

Tres bofetadas de la Justicia

 

>Demanda de Sánchez Manzano contra EL MUNDO: Desestimada después del juicio oral. La juez considera que las informaciones del diario fueron «veraces» y «rigurosas».

 

>Querella de Sánchez Manzano contra la Asociación 11-M Verdad y Justicia: Rechazada en primera instancia por el Juzgado de Instrucción 35 y vuelta a desestimar por la Audiencia Provincial de Madrid.

 

>Querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra Sánchez Manzano y su jefa de laboratorio: En fase de instrucción, acusados de falso testimonio, encubrimiento por ocultación de pruebas y omisión del deber de perseguir delitos.



Domingo, 20 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.216.

OPINION

 

LAS CARTAS BOCA ARRIBA

 

La primera carta va dirigida a Cayo Lara, coordinador general de IU, tras su visita al Rey, para pedirle que precise el tipo de República que prefiere; la segunda es un elogio a la artista Julia de Castro; y la tercera es para Antonio Rubio, el periodista de EL MUNDO para quien el fiscal pide tres años de cárcel.

 

LUIS MARÍA ANSON | DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

 

CAYO LARA

¿Nos quieres traer una República como la de Castro?

 

Mi querido señor Lara …

 

La verdad es que tiene gracia que acudas al Palacio de la Zarzuela para conspirar con el Rey a favor de la proclamación de la República. El esperpento otra vez en esta España zapateresca y lúdica. Tu visita prueba la liberalidad personal del Monarca y la autenticidad de nuestra Monarquía democrática, que es de todos, también de los comunistas.

 

Pero, coño, Lara, ¿a qué República te refieres? Si a mí me preguntas qué prefiero la Monarquía de Arabia Saudí o la República austriaca, te contestaré, claro, que la República austriaca: pero si yo te pregunto a ti qué prefieres la Monarquía danesa o la República de Fidel Castro no estoy seguro de lo que me vas a contestar. La inmensa mayoría del pueblo español está satisfecha con la Monarquía parlamentaria votada en la Constitución de 1978. La inmensa mayoría del pueblo español estaría también satisfecha en una República como la francesa. La inmensa mayoría del pueblo español rechazaría una Monarquía como la de Kwait o una República como la de Cuba. A la inmensa mayoría del pueblo espa-ñol no le interesa nada el debate Monarquía-República. Lo que le preocupa es el paro, el terrorismo, la vivienda, los impuestos, la educación…

 

Las formas de Estado significan poco. Lo que importa es su contenido. Si ese contenido es la democracia pluralista, si se asume que la soberanía nacional reside en el pueblo, monarquías y repúblicas son aceptables. Entre los países políticamente más libres del mundo, socialmente más justos, económicamente más desarrollados, culturalmente más progresistas se encuentran las monarquías democráticas europeas. Afirmo esto como una cuestión de hecho.

 

De la misma manera que no es lo mismo la Monarquía de Holanda que la Monarquía de Kwait, tampoco es lo mismo la República de Alemania que la República de Cuba o la de Corea del Norte. Por eso hay que aclararse. Tú quieres proclamar en España la República. Pero, qué República, Lara, qué República. Si tu propósito es que se implante en España -me imagino que a través del procedimiento de reforma previsto en la Constitución- una República castrista, entonces nos tendrás a muchos enfrente.

 

Tras la caída del Muro de Berlín, los partidos comunistas avergonzados, se disolvieron en casi toda Europa. En España, no. En España, el PC se enmascaró tras la camelancia de Izquierda Unida. Eso no hace olvidar la atrocidad histórica de los totalitarismos comunistas. Si quieres, en fin, plantear las cosas con un mínimo de credibilidad deberías hacer una declaración en la que expresaras, en primer lugar, tu condena de todas las dictaduras comunistas que oprimieron a los ciudadanos de los países tras «el telón de acero»; en segundo lugar, que manifestases de forma inequívoca tu rechazo completo a la dictadura de Fidel Castro; en tercer lugar, que afirmases que la República por la que combates sería del estilo de la francesa, la austriaca o la finlandesa. Lo que no puedes pretender es que comulguemos con las ruedas de molino de la hoz y el martillo.

 

 

JULIA DE CASTRO

Éxito de tu jazz en la noche madrileña

 

Querida Julia …

 

Me dijo la progresía de la noche madrileña que tu música alternativa era lo más in del verano. Así es que acudí a escucharte en el Skynight de Puerta de América. El salón estaba abarrotado. Las muchachitas ombligueras de minifaldas abiertas y ojos ceñidos jugueteaban con los chicos barbados de hirsuta mirada, actores algunos a los que la directora Sonia Sebastián ha lanzado a la fama en las comedias de Mayorga. Había un par de sinpas, es decir, tipos de esos que se van sin pagar y, claro, los camareros disfrazados de chipirones en su tinta no les quitaban la vista de encima. Me divirtió ver de cerca a tu amigo el pagafantas y después, en el espejo, a un señor mayor encarrozado y encorbatado. Resulta que el portador de vestimenta tan provocadora era yo mismo. Apenas me reconocí entre tanto galleo por tafalleras.

 

Me parece, querida Julia, que ya te había visto porque actuaste oscuramente en La música de Marguerite Duras, la comedia interpretada por Celia Freijeiro, que es la mejor actriz joven del teatro español. Tu música, por cierto, de alternativa, nada. Es un jazz que cantas con voz de raro empaste y ráfagas de ragtime, de acidjazz, quizá de dixieland. Tuviste gran éxito. Eres una artista de personalidad potente. Los músicos Miguel Rodríguez en el contrabajo y Oscar García al piano electrónico te acompañaban enamorados mientras tú cantabas «a la raza superior: las mujeres con pene y los hombres sin él». Eché de menos un saxofón, un trombón, un clarinete, una corneta, tal vez una tuba.

 

Elena Núñez ha organizado muy bien estos aquelarres musicales, erectos en la noche roja de Nosferatu con tembladera virginal. Los chaperos bailones exhibían músculos y piel achicharrada. Había algún chuliplaya presumiendo de atleta sexual. Mientras cantabas, perdido en las sombras, agonizaba el albo mariconcete. Nadie le hacía caso. Entre la inundación del estiércol, la prostituta azul se convertía en la lóbrega puta que bebe las estrellas y luego las escupe sobre la espuma del anochecer.

 

El éxito te acompañó desde la primera canción, sobre todo cuando interpretabas con el violín eléctrico al hombro. Para provocar te habías vestido de antigua. A Paula Román, actriz que se mueve con la tierna languidez de la caña verde, le dijo un escarabajo de pelo sonrosado: «Julia debería llevar una blusa y una falda desgarradas como si la acabaran de violar». No sé si aquel canijo tenía razón. Tal vez no. Me sumé, en fin, a los aplausos sostenidos que doraban tu cabeza, y vibraban, mientras la noche se encendía sobre el Madrid de las estrellas.

 

 

ANTONIO RUBIO

La profesión está contigo

 

Querido Antonio …

 

A Alfonso Sastre le quisieron empurar por afirmar en un artículo de opinión que la agresión de Eta contra el Estado sólo se resolverá mediante la negociación política, idea compartida, por cierto, por José Luis Rodríguez Zapatero durante la pasada legislatura. Salí yo en defensa de Alfonso Sastre en esta misma sección del periódico porque las discrepancias ideológicas no pueden desvertebrar la defensa común de la libertad de expresión.

 

Por un trabajo periodístico de investigación, que fue ejemplar, querido Antonio, te quieren ahora encarcelar. Tres años te piden los torquemadas. Es la vuelta a los tiempos duros de la negra dictadura, cuando desde el palacio del duque de Tovar en la calle Génova, Juan Aparicio, Adolfo Muñoz Alonso, Valentín Gutiérrez Durán y la larga caravana de los censores letrinales machacaban todos los días la libertad de expresión. Ahora son muchos los que tiemblan ante la posibilidad de que se desvele el fondo del 11-M frente a la verdad oficial y por eso la emprenden contigo.

 

La profesión está a tu lado, Antonio. El IPI ha hecho una declaración contundente y estamos a la espera de que la Asociación de la Prensa no entre en letargo y se sitúe públicamente donde debe estar.

 

Formas parte de una cadena de síntomas que resultan alarmantes. Los aliados de Zapatero -Evo, Chávez, Kirchner, Correa, Ortega- taponan con entusiasmo la libertad de expresión en sus respectivos países. No vamos a tolerar que, aquí, algunos agentes de Zapatero la emprendan contra los periódicos y los periodistas.

 

He escrito muchas veces que no se puede perder el sentido profundo de la democracia pluralista. O se está con la libertad de expresión o se está contra la libertad de expresión. Pero si se está con la libertad de expresión, cimiento principal del edificio democrático, hay que hacerlo con todas sus consecuencias, aunque jorobe mucho que un periodista sagaz fragilice las tesis oficiales sobre lo que ocurrió el 11-M.



Domingo, 20 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.216.

COMUNICACION

EL OYENTE

 

¿La aurora del 11-M?

 

LUIS OZ

 

Pongo entre interrogantes, con la esperanza de que las palabras del rey Salomón algún día se hagan realidad, el final del editorial de César Vidal del jueves pasado en esRadio sobre la sentencia de la juez Ana Cristina Lledó contra el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de los Tedax de Madrid cuando se produjeron los atentados.

 

Fue uno de los pocos medios que informó ampliamente de la sentencia, que tira por tierra algunos elementos fundamentales de la llamada «verdad oficial» y reconoce la veracidad y el rigor de las investigaciones realizadas por EL MUNDO casi en solitario para aclarar lo sucedido.

 

Los editoriales de Vidal -durante su etapa al frente de La linterna de la COPE, en los últimos años, emitió varios centenares y muchos de ellos se han recogido en libros- no se escriben en media hora. Se esté de acuerdo o no con ellos, son trabajos meticulosos, muy documentados y cargados de razones.

 

Tras reconocer la legalidad del trabajo de los los demandados por Sánchez Manzano, la juez constata la relación entre Carmen Toro y el comisario, y la ocultación y destrucción de pruebas. «Es imposible que el teléfono hallado en la mochila de Vallecas guardase en su memoria la fecha y la hora para la que estaba programado», señala.

 

Resalta las contradicciones del comisario al referirse a los componentes del explosivo hallado en los lugares de los atentados, la ocultación de los restos de Titadyn, el explosivo más utilizado por ETA, y las múltiples irregularidades cometidas por el comisario, quien reconoció -así, como quien pasaba por allí- que mandó destruir restos que sólo pueden eliminarse por orden judicial.

 

¿Por su cuenta? ¿Sin órdenes de ningún superior? ¿Cómo es posible que, ante semejante comportamiento, no fuera destituido fulminantemente y procesado de inmediato por iniciativa de la Fiscalía? ¿Por qué ni el PP ni el PSOE lo exigieron?

 

No hubo intromisión, según la sentencia, en el derecho al honor del señor Sánchez Manzano y las críticas publicadas por EL MUNDO, con los datos aportados, fueron legítimas. Se recogen, entre dichas críticas, expresiones como falsedad, engaño, amañado, tergiversado, mintió, fiasco, chapuza, marrullería y similares.

 

¿Por qué ninguna de las grandes emisoras informó el jueves, como se merecía, de esta sentencia? Recuerda mucho la actitud de casi todos los medios durante años sobre el GAL, muy parecida a la de los principales medios estadounidenses sobre las mentiras de la Administración Bush tras el 11-S. Nunca es tarde para corregir errores. El New York Times lo hizo.



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