sábado, septiembre 19, 2009

[AR] ¿Hasta cuándo, señor fiscal? de JAVIER GÓMEZ DE LIAÑO, y otros artículos



 
EL MUNDO

 

Viernes, 18 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.214 EDICIÓN: MADRID

OPINION

COMENTARIOS LIBERALES

 

El 11-M y el Partido Popular

 

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

 

LA SENTENCIA ha desestimando íntegramente la demanda contra el director y tres periodistas de EL MUNDO entre los que tengo el honor de contarme, debería marcar un antes y un después para las víctimas de la mayor y más impune masacre de Europa Occidental. Pero a qué extremos de degradación habrá llegado la Justicia en España y a qué albañales de corrupción habrá descendido en el 11-M para que una sentencia que reconoce como indudablemente veraces los hechos denunciados por este periódico y defiende el derecho a emitir opiniones a partir de esos hechos denunciados, que son los de una masiva destrucción de pruebas del horroroso crimen aparece como un hecho heroico, tocando casi lo milagroso. Y lo es, evidentemente, porque, hasta ahora, el funcionamiento de la Administración de Justicia en el esclarecimiento del 11-M ha estado a la altura de los medios de comunicación y de los partidos políticos, es decir, sota las cloacas o por debajo del betún, si preferimos la metáfora antropomorfa.

 

Lo que posiblemente se ha roto con esta sentencia -que no es, repito, más que el triunfo del sentido común y de la Ley- es la torva alianza de jueces, fiscales, políticos y periodistas dispuestos a lo que sea para apuntalar la Versión Oficial del 11-M. Y «lo que sea» ha sido, en la práctica, el linchamiento de los pocos periodistas y poquísimos medios que nos hemos negado a tragarnos la mostrenca trola.

 

Todavía seguían ayer casi todos negando, minusvalorando u ocultando a sus lectores y oyentes esta asunción por la Justicia del afán de Justicia, esta constatación de la realidad que permitiría alcanzarla, si cambian los que ascienden a los jueces, es decir los partidos. Nada espero de Zapatero ni de Rajoy, pero al menos Rosa Díez debería romper el cerco de silencio y actuar. Y si no Mariano, el PP de Aznar y Acebes, que tiene la responsabilidad, siquiera moral, de la destrucción de pruebas por parte de Manzano y sus jefes ocultos, debería actuar como parte en ese afán de Justicia.

 

Especial responsabilidad tiene Gallardón, alcalde del solar de la masacre y que ayer, Cobo mediante, dijo que acatarán todo lo que diga la Justicia. No, Don Zanjas. Todo, no. La Justicia ha dicho cosas muy distintas: que la instrucción fue modélica (Gallardón) o que se ocultaron toneladas de pruebas (la juez). Hay que hacer justicia a las víctimas del 11-M. Y la destrucción de pruebas no es deporte olímpico.

 



Viernes, 18 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.214 EDICIÓN: MADRID

OPINION

TRIBUNA / DERECHO

 

¿Hasta cuándo, señor fiscal?

 

El autor considera alarmante el desprestigio en el que lleva muchos años sumido el Ministerio Fiscal. Defiende la actuación de periodistas como Antonio Rubio y cree que es una aberración su persecución judicial

 

JAVIER GÓMEZ DE LIAÑO

 

HASTA cuándo los temores de parcialidad del Ministerio Fiscal? ¿Por qué esa sospecha permanente de que la fiscalía es utilizada por el Gobierno de turno para beneficio propio y perjuicio del adversario? ¿Hasta qué límite llegará, en la indolencia, el desenfrenado galope del descrédito? ¿Es que no nos impresiona que los buenos ciudadanos piensen que los fiscales están al servicio del poder político? ¿Acaso no hay forma de poner fin a las maquinaciones de algunos fiscales? Sin ir más lejos, esta misma semana se ha tachado de arbitraria la decisión de la fiscalía de Madrid de acusar al periodista y subdirector de este periódico, Antonio Rubio, de haber cometido un delito de revelación de secretos y solicitar para él una pena de tres años de prisión e inhabilitación profesional.

 

Que el Ministerio Fiscal lleva años sumido en un bache de desprestigio, eso lo reconoce la mayoría del procomún. La culpa, sin duda, es de quienes tercamente están empeñados en barrer todo lo que signifique independencia para la Justicia. En España, hoy, como ayer y anteayer, ha existido siempre la obsesión de utilizar al fiscal como instrumento de contienda política. Hay que ser realistas, y renunciar a lo que de momento parece inalcanzable: a que el poder, de muy variado signo, deje de manipular y de condicionar al Ministerio Público. Yo, en mi resignación, me consuelo pensando que siempre es reconfortante confiar en las instituciones y, por tanto, también en el Ministerio Fiscal. Afortunadamente, aún son muchos los fiscales profesionales, independientes de juicio y de corazón, que hacen cuanto está al alcance de su mano para remediar el mal, empezando por vencer al virus de la politización de la carrera a la que pertenecen.

 

El 27 de junio de 2004, Juan Fernando López Aguilar, recién nombrado ministro de Justicia, declaró: «Queremos un fiscal sobre el que no gravite ninguna sospecha de ser correa de transmisión del Gobierno en la persecución de sus adversarios políticos ni en la búsqueda de impunidad para sus amigos (…)». Y añadió: «(…) Un primer paso es colocar al frente de la fiscalía del Estado a una personalidad con autoridad y acreditada independencia (…)». El fiscal general elegido fue Cándido Conde-Pumpido, quien, en su primera comparecencia pública, dijo que su «obligación» era «equilibrar una carrera que se había escorado en una determinada dirección». Así parece que ha sido.

 

¿Es éste el prototipo de fiscal que algunos quieren que siga imperando? ¿Es el ascenso de los allegados y partidarios la fórmula mágica para elevar el nivel de credibilidad del Ministerio Público? ¿Se trata no más que de perpetuar la estrategia de tener de la mano a los fiscales, como lleva aconteciendo desde tiempos inmemoriales? No es fácil fiarse de un cuerpo de funcionarios en que la promoción profesional va ligada a las simpatías con el Gobierno o a la militancia en la asociación afín a la ideología dominante.

 

Desde luego, éste no es el modelo de fiscal independiente que quiere nuestra Constitución. Todo lo contrario. En ella, el Ministerio Fiscal figura como una pieza clave para la construcción del Estado de Derecho. Defensor de la legalidad, depositario de la acción pública para la persecución de los delitos y garante de los derechos fundamentales de las personas, los criterios que se le señalan para el ejercicio de esas funciones afectan muy directamente al nivel de libertad y seguridad jurídica de los ciudadanos. El enunciado constitucional es categórico. Al ejercer sus funciones por medio de órganos propios y sujeto «en todo caso» a los principios de legalidad e imparcialidad, es evidente que el fiscal debe estar exento de todo influjo extraño o partidista y sometido sólo al mandato de la ley. El artículo 124 de la Constitución dice que el Ministerio Fiscal interviene de «oficio o a petición de los interesados», pero no que haya de hacerlo siguiendo instrucciones, y, menos aún, órdenes del Gobierno.

 

«En que el fiscal actúe sólo cuando la ley se lo impone y tal como la ley lo impone, o sea, conforme al principio de legalidad, a que lo haga por criterios pragmáticos o de conveniencia política, o sea, por el principio de oportunidad, está la diferencia entre constituir una garantía para los ciudadanos a ser un elemento de distorsión de la legalidad democrática». Estas muy sensatas y certeras palabras las escribió hace 30 años Cándido Conde-Pumpido Ferreiro, a la sazón teniente fiscal del Tribunal Supremo, un jurista de gran prestigio y padre del actual fiscal general del Estado. No confundamos. El fiscal es un eficaz medio de realización de la legalidad, no el tutor de los intereses del partido en el poder.

 

Un fiscal, empezando por el fiscal general del Estado, debe girar en la órbita de la imparcialidad y ser esclavo sólo de la ley. Esto desgraciadamente no ha sido así. La historia nos ofrece demasiados casos como el de aquel fiscal que llegó a ser ministro de Justicia y que presumía, públicamente, de ser apóstol de una ideología política; ejemplos todos que están muy lejos de la idea que Platón expone en Las leyes cuando sentencia que «la acusación pública vela por los ciudadanos: ella actúa y éstos están tranquilos».

 

No pocas han sido las veces que he defendido encomendar a los fiscales la investigación penal y, de este modo, liberar a los jueces de un trabajo que no es completamente, ni en sentido estricto, jurisdiccional. Pero en las mismas ocasiones también he señalado que tal reforma procesal no puede llevarse a cabo sin modificar la estructura del Ministerio Fiscal. La actual configuración de la institución sitúa al fiscal en un permanente riesgo de perder la imparcialidad típica del juez. Con las cosas que se ven, o pueden verse, no hace falta ser un lince para dibujar el oscuro panorama de la instauración del fiscal instructor. Hoy, por hoy, la búsqueda del fiscal imparcial es tarea tan ardua y su hallazgo, cuando menos, un objetivo que queda demasiado lejos para quienes tenemos bastante edad.

 

Ya en lo concreto, vista la acusación del fiscal que intenta poner en fuera de juego al periodista Antonio Rubio, me permito anticipar que en mi cabeza el único sentimiento que cabe es la perplejidad. Aparte de que la primera señal de que la Justicia es justa, es la de no hacer distingos, me permito recordar que el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz lo es de los ciudadanos, que en ese derecho los periodistas desempeñan el papel de intermediarios y que para realizar su tarea el secreto profesional es una herramienta imprescindible. Se mire por donde se mire, la información ofrecida por Antonio Rubio no admite reproche penal alguno. La publicación por la que el fiscal le acusa, aparte de ser una información cierta, está amparada por el ejercicio legítimo de su derecho que, a la vez, es deber. Y el que quiera saber más que lea el artículo del profesor Enrique Gimbernat, titulado Libertad de información, publicado en EL MUNDO del pasado lunes 14/09/09.

 

NO ME CABE duda de que los ciudadanos desean respetar a sus fiscales. Que un fiscal acuse a un periodista por informar de algo que es verdad y merece ser publicado, es muy alarmante señal de desviado celo. El señor fiscal de este asunto y sus superiores jerárquicos -si es que han dado instrucciones al inferior o visado el escrito de acusación- han hecho mal uso de las facultades que les atribuyen sus nobles cargos, en detrimento del derecho de un periodista y de las inabdicables normas de conducta que le son exigibles. La viñeta de Ricardo, publicada el martes pasado y dedicada a Antonio Rubio, en la que puede verse a un fiscal con un lanzagranadas al hombro y apuntando al logotipo de EL MUNDO, es estremecedora. Produce espanto pensar que en España los fiscales puedan conducirse por fobias y filias.

 

Me hablan de la pasión por el Derecho del periodista Antonio Rubio y de su confianza, casi ciega, en la Justicia. También que es persona de aguantes sin fin, capaz de dejarse la vida a cambio de unas cuantas páginas en las que pueda leerse la verdad, la mayoría de las veces coincidente con la absoluta libertad exigible al hombre. Cuenta Raúl del Pozo que el otro día Antonio Rubio le dijo que esperaba «ganar este partido». Estoy convencido de que la sentencia final será absolutoria. La sociedad, para ser verdaderamente democrática, necesita de periodistas independientes, como necesita de fiscales independientes y de jueces independientes, aunque sean un ejército los que están empeñados en impedirlo. Ortega parte del supuesto de que la libertad consiste en hacerse a sí mismo. A la diosa de la libertad no hay quien la apiole, se ponga como se ponga el verdugo.

 

Otrosí digo: la sentencia pronunciada por el Juzgado de Primera Instancia número 53 de Madrid que desestima la demanda interpuesta por el policía Sánchez Manzano contra el director de este periódico y tres periodistas más por la información publicada en relación al atentado del 11-M, me trae a la memoria las palabras que Pedro J. pronunció el 28 de noviembre de 2002 con ocasión de la entrega de los Premios Internacionales de Periodismo Julio Fuentes y José Luis López de la Calle, cuando afirmaba que el acto suponía la renovación del juramento de cumplir con el deber social de informar y que un periódico es, por encima de todo, de quienes confían en él, creen en sus opiniones y lo toman como referencia cívica.

 

Javier Gómez de Liaño es abogado y magistrado excedente.

 



Viernes, 18 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.214 EDICIÓN: MADRID

OPINION

IMPRESIONES / Mal horizonte para Manzano

 

Hasta los policías le dan la espalda

 

TRAS LA SENTENCIA en la que la juez desestima su demanda contra EL MUNDO, el ex jefe de los Tedax se encuentra ahora con la no menos desagradable descalificación de los sindicatos policiales a sus negligencias durante la investigación del 11-M. Pero lo que más debería preocuparle es la reacción de su propia organización sindical, el SPP, que denuncia que los jefes de Sánchez Manzano «le han dejado tirado». En el caso de que finalmente el ex responsable de los Tedax tenga que sentarse en el banquillo, la única exculpación que podría argüir para justificar su necomportamiento en los días posteriores al 11-M -al dirigir la investigación en un sentido- sería que obedeció órdenes de sus superiores.

 



Viernes, 18 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.214 EDICIÓN: MADRID

ESPAÑA

 

El sindicato de Manzano dice que sus jefes 'le han dejado tirado'

Otras tres centrales recuerdan que pidieron su destitución cuando dirigía los Tedax

 

FERNANDO LÁZARO

Madrid

 

Lo tienen claro. Desde las filas del sindicato al que pertenece el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano se denuncia que el que fuera jefe de los Tedax ha sido abandonado por sus superiores. «Le han dejado tirado». El Sindicato Profesional de Policía, por boca de su máximo responsable, José Ángel Fuentes Gago, considera que, cuando Manzano investigó el 11-M, fue respaldado por sus mandos, pero que ahora sólo hay silencio.

 

El SPP defiende la profesionalidad de Manzano. Fuentes Gago aseguró ayer a este periódico que le parecía «tremendamente injusto lo que le ha pasado a Manzano». En su opinión, el que fuera responsable de los Tedax cuando se produjeron los atentados del 11-M «cumplió, acertada o equivocadamente, con su trabajo, y su labor contó con el respaldo implícito de todos sus superiores».

 

De hecho, Gago recordó que cuando arreciaron las críticas hacia la gestión de Sánchez Manzano por su actuación en las investigaciones sobre la masacre, él mismo pidió a sus superiores que investigaran su actuación, que abrieran un procedimiento interno sobre las órdenes y actuaciones de la unidad que él mandaba tras la masacre de Madrid para que se comprobara que no había incurrido en ninguna irregularidad. «Y esa investigación no fue ordenada. En ese momento, Sánchez Manzano contó con el respaldo implícito de todos sus superiores; de hecho, no fue destituido en su cargo sino confirmado por el Ministerio del Interior». Gago sitúa esta circunstancia alrededor de marzo de 2006. Ahora, según el máximo responsable del SPP, sus superiores «le han dejado tirado». Adelantó que Sánchez Manzano tiene intención de recurrir la sentencia.

 

El trabajo de Manzano durante el 11-M fue duramente criticado por agentes de los Tedax en el sumario que se sigue contra este comisario. Incluso el pasado miércoles, un mando de este cuerpo declaró ante el juez que Sánchez Manzano mandó destruir restos de los focos del 11-M que sólo pueden ser eliminados por orden judicial.

 

La Confederación Española de Policía (CEP) considera que la sentencia «demuestra, una vez más, que no todas las cuestiones relativas a la investigación de los atentados del 11-M fueron desarrolladas con la pericia y profesionalidad requerida, especialmente ante un hecho de semejante gravedad».

 

En declaraciones a EL MUNDO, el secretario general de esta formación, Ignacio López, aseguró: «Afortunadamente, las Unidades del Cuerpo Nacional de Policía son mucho más que los responsables que las dirigen y, especialmente, en el caso de este comisario, el prestigio y profesionalidad de los Tedax está por encima de esta persona que, no lo debemos olvidar, ha sido ampliamente cuestionado por policías de todas las escalas destinados allí».

 

«Creemos en la necesidad de que los jueces vayan hasta las últimas consecuencias en la investigación de cualquier fleco no resuelto de este atentado», añadió.

 

Por su parte, el secretario general del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, se quejó de que desde el Ministerio del Interior no se hayan atendido nunca sus quejas para que Sánchez Manzano fuera destituido como jefe de los Tedax. «Si hubiese cesado cuando lo pedimos algunos sindicatos, (en el caso del SUP en cinco ocasiones, tres con el gobierno del PP -que lo nombró- y dos con el del PSOE), tal vez no estaría ahora en esta situación». Para el máximo responsable del SUP, Sánchez Manzano ha sido «el peor jefe que han tenido nunca los Tedax, por desconocimiento de la especialidad y por su soberbia ejerciendo el mando. Ha hecho un flaco favor a la Policía y ha prestado un servicio impagable a la teoría de la conspiración», indicó.

 

La Unión Federal de Policía (UFP) reclamó a Sánchez Manzano que aclare «si recibió órdenes y de quién. No creemos que lo haya hecho por iniciativa propia». Alfredo Perdiguero, responsable de comunicación del sindicato, considera que la sentencia ha dejado claro que este comisario «ha mentido y ha manipulado» en el 11-M. Recordó también que la UFP pidió su destitución en reiteradas ocasiones y que estaba al frente de una de las unidades más especializadas de la Policía sin haber realizado el curso de los Tedax. «Si ha mentido, que lo pague», reclamó Perdiguero. «Él sabrá por qué ha ocultado pruebas a la Justicia», indicó el representante sindical. «Ha ocultado y ha manipulado pruebas de los atentados más graves de la historia de España», añadió.

 



Viernes, 18 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.214 EDICIÓN: MADRID

ESPAÑA

 

Manjón se fía de su «buena fe»

 

Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, afirmó ayer que el ex jefe de los Tedax Sánchez Manzano actuó «de buena fe» en sus investigaciones sobre los atentados. Manjón, en declaraciones a Servimedia, valoraba así los procesos judiciales que afectan al comisario respecto a la investigación que realizó sobre la masacre. A este respecto, Manjón sostuvo que no tiene «por qué dudar» de la actuación del ex jefe de los Tedax, «como no dudo de los otros veintitantos policías que pasaron por el desescombro de Leganés», en referencia a la explosión del piso de esta localidad madrileña donde murieron varios de los autores del 11-M. Tiene «muy claro» quiénes mataron a su hijo: «La Justicia me ha dicho que unos islamistas radicales robaron los explosivos en la Mina Conchita, vinieron a Madrid y el 11-M me mataron a mi hijo».

 



EL MUNDO

Sábado, 19 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.215.

OPINION

LA TRASTIENDA

 

¿Y si Manzano se llamase Pepe?

 

ISABEL SAN SEBASTIÁN

 

SI MANZANO se llamase Pepe podría apellidarse Amedo. Es un suponer. Un ejercicio de especulación en una mañana otoñal propicia a la imaginación. Un mero juego.

 

Si Manzano se llamase Pepe y se apellidase Amedo, no estaríamos hablando de cómo destruyó pruebas decisivas para el esclarecimiento del atentado más brutal de nuestra Historia, sino de los mercenarios que contrató y pagó con fondos reservados para que hicieran trabajos sucios por cuenta del Gobierno. De un Gobierno socialista, por cierto, igual que el de Zapatero. No denunciaríamos los informes embusteros que redactó sobre el teléfono hallado en una mochila presentada como pieza clave de una investigación plagada de irregularidades, sino que desmenuzaríamos los gastos de casino cargados a una tarjeta de crédito nutrida con fondos reservados. No trataríamos de averiguar por qué pareció esforzarse en que fuese imposible determinar la naturaleza del explosivo empleado en la masacre del 11-M, sino cómo se las arregló para urdir un secuestro por cuenta del Ministerio del Interior y, añadiendo la chapuza a la ignominia, equivocarse de víctima.

 

Si Manzano se llamase Pepe y se apellidase Amedo, sería procesado por la Justicia como responsable de graves crímenes y cargaría sobre sus espaldas todo el peso de una trama en la que habría desempeñado el papel de simple peón. Se convertiría en cabeza de turco o chivo expiatorio de una culpa compartida a niveles mucho más altos. Empezaría a purgar en soledad la pena que le fuera impuesta, al principio con respaldo discreto aunque generoso y después, a medida que pasase el tiempo, cada vez más olvidado, hasta ser abandonado a su suerte. Su familia le presionaría para que se rebelara. La palabra venganza empezaría a sonar en su cabeza.

 

Si Manzano se llamara Pepe y se apellidara Amedo, decidiría un día hablar. Contar todo lo que supiese. Revelar lo callado hasta entonces y desvelar los nombres de quienes le ordenaron actuar como lo hizo. Despejar de una vez por todas la famosa X. En tal caso más de uno se sorprendería y tendría que admitir que la constancia en la búsqueda de la verdad no sólo no es un síntoma de paranoia ni una obsesión conspirativa, sino un requisito indispensable para el ejercicio del periodismo. Del periodismo honesto, claro, no del que practican algunos.

 

Pero Manzano se llama Juan Jesús y acaba de sentarse en el banquillo. Se le presume la inocencia y se mantiene callado… De momento.

 



Sábado, 19 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.215.

OPINION

IMPRESIONES / Su superior le desautoriza

 

Se estrecha el cerco sobre Manzano

 

LA FASE DE INSTRUCCIÓN de la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra Sánchez Manzano está siendo un calvario para el ex jefe de los Tedax, acusado de ocultación de pruebas en la investigación de los atentados. Su superior, el entonces número dos de la Policía, Pedro Díaz Pintado, asestó ayer un duro golpe a la credibilidad de Sánchez Manzano al declarar ante la juez que los vestigios que se encuentran en los lugares de los atentados son pruebas que deben quedar a disposición judicial. Pintado añadió que sólo pueden destruirse con autorización judicial. Se materializa así la creencia del sindicato al que pertenece Manzano, el SPP, de que sus superiores han dejado tirado al ex jefe de los Tedax.

 



Sábado, 19 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.215.

ESPAÑA

 

El jefe de Manzano el 11-M ve insólito que destruyera pruebas

 

El ex 'número 2' de la Policía Díaz Pintado declara que lo recogido en los trenes debió quedar a disposición judicial

 

MANUEL MARRACO

Madrid

 

El número dos de la Policía el 11 de Marzo, Pedro Díaz Pintado, declaró ayer ante la juez que los vestigios que se encuentran en los lugares de un atentado son «pruebas» que deben quedar a disposición judicial. El ex subdirector general operativo explicó que a lo largo de su carrera siempre había sido así y que sólo se destruían con autorización de un juez.

 

Sus palabras se suman a las del jefe de los Tedax de Madrid y suponen una nueva desautorización a lo declarado por el ex jefe de los Tedax Juan Jesús Sánchez Manzano, interrogado el pasado martes como imputado por una querella de la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11-M. Manzano dijo que descartó la mayor parte del material seleccionado por los tedax de Madrid en los focos y que se deshizo de ello porque no eran ni restos, ni vestigios ni pruebas, sino simples «objetos».

 

Como ejemplo de sus palabras, Díaz Pintado explicó que días después de los atentados le informaron de que Renfe estaba preguntando qué hacía con los vagones afectados por las explosiones, y que le resultaba un problema su conservación. La respuesta de Díaz Pintado fue que se trataba de pruebas del delito y que, por tanto, debía ser el juez quien decidiese si se podían destruir. Otra cosa sería insólita. Pese a sus palabras, lo cierto que es que los trenes se destruyeron sin que -al igual que las muestras recogidas- en el sumario del 11-M conste la autorización judicial para ello.

 

El abogado de las víctimas, José María de Pablo, también le interrogó sobre qué laboratorio -el de los Tedax o el de la Policía Científica- era competente para analizar los restos de la explosión. Díaz Pintado respondió que no sabía si existía una normativa concreta que lo determinara, pero que, en la práctica, los Tedax hacían un análisis de urgencia que servía para orientar a sus técnicos y, posteriormente, la Policía Científica realizaba el análisis definitivo y oficial con los medios necesarios y que podía durar varios días.

 

A preguntas de la juez, Coro Cillar, Díaz Pintado también repasó otros episodios del 11-M. Entre ellos, la llamada que horas después de los atentados le hizo el superior de Manzano, Santiago Cuadro Jaén, para informarle sobre los explosivos. Insistió en que el comisario general de Seguridad Ciudadana le dijo que los análisis indicaban que había estallado Titadyn con cordón detonante, que tenía testigos de ello y que llegó a anotarlo en ese momento. El dato, desmentido después por Cuadro Jaén, señalaba directamente a ETA.

 

El siguiente testigo en comparecer fue el experto de la Policía Científica al que hubiera correspondido analizar los restos del 11-M. Según indicaron fuentes jurídicas, el perito Manuel Escribano explicó que la misma mañana de la mascare preparó el laboratorio para recibir las muestras de los focos. Más tarde, en la cafetería del complejo policial de Canillas, se encontró con Sánchez Manzano y otros miembros de la Unidad Central de los Tedax, a los que les informó de que lo tenía todo listo para cuando le enviasen los restos. La respuesta fue que sí, que se los enviarían. Pero pasó el día 11 sin recibirlos. El día 12 coincidió de nuevo con miembros de la Unidad Central y se repitió la escena. Les dijo que aún no tenía las muestras y le respondieron que ya se las enviarían. Al final, esas muestras no llegaron hasta tres años más tarde, cuando lo ordenó el tribunal del 11-M.

 

En cuanto a la obligación de esa remisión de muestras, al igual que Díaz Pintado, declaró que no sabía si lo imponía una norma, pero era lo que se hacía y por eso preparó el laboratorio.

 

Escribano también rebatió la versión de Manzano de que nunca se enviaban restos explosionados a la Policía Científica, sólo explosivo intacto. Para ello, expuso los datos exactos de los análisis que había realizado mientras Manzano estuvo al frente de los Tedax, entre 2002 y 2006. Dio las cifras de cada periodo y el balance era que más de la mitad eran análisis de sustancias explosionadas como las del 11-M.

 

En las próximas semanas, la juez también tomará declaración como testigos a tres miembros de los Tedax que estuvieron en los focos del atentado y dos de los peritos del tribunal del 11-M que participaron en el análisis final de los restos.


 


 

Sábado, 19 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.215.

OPINION

LAS CUATRO ESQUINAS

 

El revolcón judicial a Sánchez Manzano permite avanzar en la verdad del 11-M. Aunque para varapalo, el de Prisa por la TDT de pago. Quienes no dan palo al agua son los estudiantes del botellón. Igualito que los investigadores de Génova, 13

 

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

 

Varapalo judicial al comisario

Manzano, el destructor casi destruido

 

La foto de Alberto di Lolli, aunque tomada en julio pasado, parece una profecía de futuro. El jefe de los Tedax eludió comparecer ante el juez este verano porque se encontraba de crucero, pero cuando ha tenido finalmente que dar cuenta de su actuación con las pruebas de la masacre en los trenes del 11-M ha debido reconocer tal cúmulo de irregularidades, ilegalidades y atropellos a la Ley, que es muy posible que las rejas dejen de ser un motivo estético para convertirse en un paisaje estático y duradero.

 

En el colmo de la fatuidad, como si de un Gallardón cualquiera se tratase, el ex jefe de los Tedax pretendió que el director y tres periodistas de EL MUNDO -Casimiro, Fernando Múgica y yo- fuéramos condenados por vulnerar nada menos que su derecho al honor. Y el resultado ha sido exactamente el contrario del que buscaba.

 

La juez ha declarado indiscutiblemente veraces y meritorias las investigaciones de nuestro periódico y ha defendido el derecho a opinar y a criticar irregularidades tan graves como las de Sánchez Manzano, destructor de pruebas. Aún no se parece a Amedo, pero también ha tenido superiores.

 

 

Fracasa la coacción de Cebrián

Prisa pierde la batalla y la guerra de la TDT

 

 

En 17 de septiembre de 2009, cautivo y arruinado el ejército prisaico, las tropas mediáticas de Rodríguez Zapatero han conseguido sus últimos objetivos empresariales.

 

Tras la aprobación esta semana del decreto ley del Gobierno con el auxilio de los nacionalistas catalanes, la guerra de la TDT de pago ha terminado. Ahora comienza otra guerra: la de sobrevivir a la deuda de 5.000 millones de euros que tiene Prisa, sobre todo en su televisión de pago. Hubo una época en que bastaban dos editoriales y una semana de campaña denigratoria de El País, amplificada por la cadena Ser, para que ministros y presidentes temblaran y rectificaran, siempre a favor del Imperio del Mal. Pero, ay, se murió el Emperador y a su visir Cebrián no hacen caso ni los culiparlantes del PSOE.

 

El único abogado político que le queda es Mariano Rajoy, pero con tan feroces legionarios no es fácil que Lépidus Cebrianus gane la guerra civil de la izquierda mediática. La duda es si se rendirán ante Mediapro para implorar el perdón de Zapatero o seguirán atizándole en sus editoriales, a ver si alguien los lee. Lo malo es que no hay quien se los crea.

 

 

Hundimiento de la enseñanza

Gabilondo o la educación del 'botellón'

 

Uno de los vídeos más difundidos por internet en las últimas semanas es el de unos alumnos -gentuza matriculada, para ser precisos- bajándole los pantalones al profesor -es decir, a la víctima propiciatoria de esa gentuza-. Es tan evidente que el hundimiento de la enseñanza en España, sobre todo la pública, es inseparable de la pérdida de autoridad del profesor en las aulas y de la infección de pedagogos progres que han amparado esa plaga que ni siquiera el PSOE de Madrid se ha atrevido a votar en contra de la propuesta de Esperanza Aguirre de elevar a los profesores al rango de autoridad pública, de forma que agredirlos sea delito grave y no leve falta que las autoridades no persiguen y los huidizos inspectores disimulan.

 

Hasta el Rey, que el año pasado respaldó con su presencia el comienzo de curso en Baleares, donde se perpetra la inmersión lingüística más atroz, ha pedido que se refuerce la autoridad del profesor. El único que no está por la labor es el ministro de Educación, Ángel Gabilondo. No es de extrañar: ganó sus últimas elecciones a rector facilitando el botellón a sus alumnos.

 

 

Cospedal 'olvida' su denuncia

¡Qué cosas tiene el acoso; ayer café, hoy ni poso!

 

En Córdoba y ante sus mesnadas municipales, la Secretaria de Organización del PP ha dicho que «ya no es hora de hablar del acoso al PP». Pero el mes pasado la propia Cospedal salió en tromba denunciándolo, posiblemente instigada por Trillo y cierto clan valenciano, pero, al fin y a la postre, fue ella la que asumió tan grave acusación y la responsabilidad aneja de demostrarla. Por lo visto, no tenían pruebas materiales de lo que todo el mundo sospecha: la indiscreción patológica de Rubalcaba y el afán de algunos garzones de Ida y Vuelta en meter las narices donde la ley no lo permite y con fines torticeramente partidistas. Pero aquellos ardores se han apagado en Dolores. Y aquel tremebundo acoso, ya no es café sino poso.

 

Lo malo del digoDiego cospedalino es que mata la denuncia por falta de evidencia, pese a que hay casos como el espionaje al vicepresidente de Madrid, Ignacio González, que está archidemostrado y hasta identificada la agencia de detectives que cumplía tan deshonroso encargo. Pero en Génova, 13 sólo se preocupan de la tribu de Génova, 13. A los demás, ni caso.



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1 comentario:

Anónimo dijo...

Jiménez Losantos, buen articulista.