La irritación de Alberto Recarte
17.10.2010 Tom Burns
http://www.expansion.com/2010/10/17/opinion/tribunas/1287348927.html
Recarte lo tiene muy claro: “Los dirigentes de los partidos se han trasformado en castas políticas que no defienden los intereses de la nación, ni siquiera los del partido nacional al que pertenecen".
Se me ocurre que mucho más importante que evitar que el presidente de Gobierno escuche los abucheos de la muchedumbre en el desfile del 12 de octubre, aunque igual de imposible de lograr, es la labor de impedir que a los oídos de un puñado de operadores de hedge funds les llegue la tesis que desarrolla Alberto Recarte en El Desmoronamiento de España que La Esfera de los Libros acaba de publicar. La bronca catártica en el Paseo de la Castellana es ya un rito y no pasa de ser una anécdota y una nota a pie a página en las crónicas que se leen en los mercados internacionales para tomar el pulso de España. El enfado que muestra Recarte al auscultar el país asume el nivel de lo categórico. Viene a decir hasta aquí hemos llegado, esto es lo que hay y así no se puede seguir. Lo dice de una manera muy ordenada y muy exhaustiva sin ocultar su profunda irritación. El autor, por su independencia, inteligencia y trayectoria profesional, tiene de sobra el perfil que centra el interés de quienes tienen la sartén patria por el mango porque evalúan el riesgo de prestar a una economía que puede estar más o menos próxima a la suspensión de pagos. Una breve presentación de Recarte necesariamente ha de decir que conoce el funcionamiento de España, no por ser funcionario (es técnico comercial del estado) sino por haber estado en la cocina del Estado cuando más calentaban sus fogones. Siendo muy joven, Recarte formó parte del gabinete de Adolfo Suárez. Y una somera introducción del personaje ha de añadir que ha tenido mucho éxito en la sociedad civil como empresario y consejero de grandes empresas. Añadamos a eso una inquietud intelectual que canaliza a través de los dominios de Libertad Digital y tenemos en Recarte el perfil que admira la comunidad internacional de las think tanks, los global analysts, los policy makers y los ejecutores de las grandes decisiones políticas y financieras. Esa comunidad de los que mandan no puede menos que quedar estupefacta con la lectura de El Desmoronamiento de España. España se desmorona El libro se presenta como el Informe Recarte 2 siendo la continuación del Informe Recarte sobre las negras nubes que ensombrecían España que apareció el año pasado. Aquel volumen obtuvo muchas ventas, provocó mucho debate y levantó muchas ampollas. En esta nueva entrega, cumplidos los anteriores presagios porque no se hizo nada por evitarlos, España se desmorona. La valoración del análisis que hace Recarte de los males estructurales del modelo económico español –el endeudamiento exterior, la ausencia de liquidez, la rigidez del mercado de trabajo, la losa del sistema de pensiones– la dejo a los ilustres de esa triste ciencia que iluminan estas páginas. Para esa labor Doctores tiene la Iglesia. Lo que me interesó es la enmienda a la totalidad que hace Recarte del sistema de partidos y de la ordenación territorial que surgieron de la Constitución de 1978 cuyo alumbramiento vivió con tanta cercanía. El gran problema estructural que sufre España es la partitocracia a nivel nacional, autonómico y local que que se creó hace treinta y dos años a raíz de la promulgación de la Constitución. Los partidos políticos obedecen a una jerarquía, si bien cada vez más descentralizada, que entierra la democracia interna y que, de paso, anula la independencia judicial. Recarte lo tiene muy claro: “Los dirigentes de los partidos se han trasformado en castas políticas que no defienden los intereses de la nación, ni siquiera los del partido nacional al que pertenecen. Mientras, el Gobierno español de Rodríguez Zapatero asiste impávido a su difuminación, y las direcciones de los partidos nacionales evitan oponerse a sus órganos autonómicos, que tienen tanto más poder que los dirigentes nacionales, en el gobierno o en la oposición. A las castas nacionales, autonómicas o locales, gobernantes y opositoras, les importa más el poder que el bienestar de los españoles o la defensa de los valores que consagra la Constitución.” ¿Cómo se escapa de “un régimen de partidos que nos condena a la inoperancia, a la selección de los peores y a la corrupción”? Recarte, “consciente de las dificultades que entraña”, propone un Estado federal en el cual el Estado central mantendría suficientes competencias para instrumentar una política fiscal. Para llegar a esta arriesgada propuesta hay que estar muy seguro de que España se ha desmoronado. Y esto, dicho por quién lo dice, causa estupefacción si no aquí, desde luego fuera.
17.10.2010 Tom Burns
http://www.expansion.com/2010/10/17/opinion/tribunas/1287348927.html
Recarte lo tiene muy claro: “Los dirigentes de los partidos se han trasformado en castas políticas que no defienden los intereses de la nación, ni siquiera los del partido nacional al que pertenecen".
Se me ocurre que mucho más importante que evitar que el presidente de Gobierno escuche los abucheos de la muchedumbre en el desfile del 12 de octubre, aunque igual de imposible de lograr, es la labor de impedir que a los oídos de un puñado de operadores de hedge funds les llegue la tesis que desarrolla Alberto Recarte en El Desmoronamiento de España que La Esfera de los Libros acaba de publicar. La bronca catártica en el Paseo de la Castellana es ya un rito y no pasa de ser una anécdota y una nota a pie a página en las crónicas que se leen en los mercados internacionales para tomar el pulso de España. El enfado que muestra Recarte al auscultar el país asume el nivel de lo categórico. Viene a decir hasta aquí hemos llegado, esto es lo que hay y así no se puede seguir. Lo dice de una manera muy ordenada y muy exhaustiva sin ocultar su profunda irritación. El autor, por su independencia, inteligencia y trayectoria profesional, tiene de sobra el perfil que centra el interés de quienes tienen la sartén patria por el mango porque evalúan el riesgo de prestar a una economía que puede estar más o menos próxima a la suspensión de pagos. Una breve presentación de Recarte necesariamente ha de decir que conoce el funcionamiento de España, no por ser funcionario (es técnico comercial del estado) sino por haber estado en la cocina del Estado cuando más calentaban sus fogones. Siendo muy joven, Recarte formó parte del gabinete de Adolfo Suárez. Y una somera introducción del personaje ha de añadir que ha tenido mucho éxito en la sociedad civil como empresario y consejero de grandes empresas. Añadamos a eso una inquietud intelectual que canaliza a través de los dominios de Libertad Digital y tenemos en Recarte el perfil que admira la comunidad internacional de las think tanks, los global analysts, los policy makers y los ejecutores de las grandes decisiones políticas y financieras. Esa comunidad de los que mandan no puede menos que quedar estupefacta con la lectura de El Desmoronamiento de España. España se desmorona El libro se presenta como el Informe Recarte 2 siendo la continuación del Informe Recarte sobre las negras nubes que ensombrecían España que apareció el año pasado. Aquel volumen obtuvo muchas ventas, provocó mucho debate y levantó muchas ampollas. En esta nueva entrega, cumplidos los anteriores presagios porque no se hizo nada por evitarlos, España se desmorona. La valoración del análisis que hace Recarte de los males estructurales del modelo económico español –el endeudamiento exterior, la ausencia de liquidez, la rigidez del mercado de trabajo, la losa del sistema de pensiones– la dejo a los ilustres de esa triste ciencia que iluminan estas páginas. Para esa labor Doctores tiene la Iglesia. Lo que me interesó es la enmienda a la totalidad que hace Recarte del sistema de partidos y de la ordenación territorial que surgieron de la Constitución de 1978 cuyo alumbramiento vivió con tanta cercanía. El gran problema estructural que sufre España es la partitocracia a nivel nacional, autonómico y local que que se creó hace treinta y dos años a raíz de la promulgación de la Constitución. Los partidos políticos obedecen a una jerarquía, si bien cada vez más descentralizada, que entierra la democracia interna y que, de paso, anula la independencia judicial. Recarte lo tiene muy claro: “Los dirigentes de los partidos se han trasformado en castas políticas que no defienden los intereses de la nación, ni siquiera los del partido nacional al que pertenecen. Mientras, el Gobierno español de Rodríguez Zapatero asiste impávido a su difuminación, y las direcciones de los partidos nacionales evitan oponerse a sus órganos autonómicos, que tienen tanto más poder que los dirigentes nacionales, en el gobierno o en la oposición. A las castas nacionales, autonómicas o locales, gobernantes y opositoras, les importa más el poder que el bienestar de los españoles o la defensa de los valores que consagra la Constitución.” ¿Cómo se escapa de “un régimen de partidos que nos condena a la inoperancia, a la selección de los peores y a la corrupción”? Recarte, “consciente de las dificultades que entraña”, propone un Estado federal en el cual el Estado central mantendría suficientes competencias para instrumentar una política fiscal. Para llegar a esta arriesgada propuesta hay que estar muy seguro de que España se ha desmoronado. Y esto, dicho por quién lo dice, causa estupefacción si no aquí, desde luego fuera.
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