Los juzgados de Plaza de Castilla han vuelto a acoger este jueves nuevas declaraciones de los tedax que participaron en la recogida de muestras de los explosivos del 11-M. Lo han hecho en la causa que se sigue contra el que fuera responsable de los artificieros durante el atentado, Juan Jesús Sánchez Manzano y su subordinada, la perito químico de su unidad. Ambos están acusados de los delitos de encubrimiento, omisión del deber de perseguir delitos y falso testimonio.
Contrariamente a lo declarado por sus compañeros y subordinados, el Tedax de la Unidad Central Central, Fernando Blázquez, próximo al comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, ha explicado este jueves a la juez Coro Cillán que cree que no se realizó un acta de recogida de las muestras halladas en los escenarios de los atentados por "el caos de la situación" ya que se encontraban ante una situación que "no había pasado nunca en España", según han informado a Europa Press fuentes personadas en la causa.
El subinspector del Cuerpo Nacional de Policía ha comparecido junto a un inspector jefe y facultativo farmacéutico jubilado de la Policía Científica ante la titular del Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid.
El funcionario policial ha reconocido haber trabajado a las órdenes del comisario cuando se produjo el mayor atentado de la historia de Europa y ha añadido que Manzano no le ordenó modificar los informes técnicos y periciales que elaboró. A su juicio, ni el ex jefe de los Tedax ni la perito quisieron ocultar restos de las explosiones.
El subinspector ha dicho no tener constancia de que los agentes recibieran órdenes sobre la destrucción de los trenes objeto del ataque terrorista, si bien ha indicado que a sus manos llegaron informes preliminares, resultados de análisis químicos y clavos localizados en los atentados, pero no restos de los trenes.
En cuanto a la cantidad de bolsas de vestigios trasladadas al complejo policial de Canillas, ha considerado que "el resultado final fue óptimo. Dicho esto, ha señalado desconocer el destino de las muestras de ropa y los enseres personales que portaban las víctimas.
La Audiencia Nacional no responde a la magistrada
Por su parte, el facultativo jubilado de la Policía Científica y que, entre otros cargos, ha sido miembro de la Organización Mundial de la Salud, ha sido preguntado por los restos de tela localizados en los focos de las explosiones y en el Ifema.
El agente ha asegurado que no recibió tejido o efectos personales de las víctimas o tornillos de los trenes explosionados. Este facultativo, que fue el encargado de realizar seis informes periciales relacionados con los atentados del 11-M, ha destacado que se debe ser "claro, concreto, conciso y lo más categórico posible" en ellos.
El letrado de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UO) ha preguntado sobre este aspecto, después de que un Tedax de la Unidad Central declarase el pasado julio que Sánchez Manzano le acusara de ser "muy categórico" en las conclusiones que recogió en los tres informes periciales que elaboró.
Al comienzo de la vista, la magistrada se ha quejado de que la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional no le haya remitido la resolución judicial por la que se ordenaba destruir los restos de los trenes que fueron objeto de los atentados, pese a habérselo solicitado en repetidas ocasiones.
Publican hoy El Mundo y Libertad Digital la noticia de que la Audiencia Nacional continúa sin contestar al requerimiento que la juez Coro Cillán le hizo para que identifique al responsable de la orden de destrucción de los trenes.
Van tres meses ya desde que la juez Coro Cillán hiciera la pregunta, lo cual parece tiempo más que suficiente para responder a una pregunta tan sencilla, ¿verdad? ¿Quién dijo que se limpiaran y desguazaran los escenarios del crimen?
El problema, como ya saben nuestros lectores, es que nadie se atrevió a poner por escrito esa orden: en el sumario del 11M no figura ningún documento donde nadie ordene explícitamente esa destrucción. Ni el juez, ni la Policía, ni la dirección de Renfe... nadie se quiso responsabilizar por escrito de algo que era, en sí mismo, completamente ilegal, porque se contravenía gravemente la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Sin embargo, lo que sí tenemos es la orden firmada por el juez Del Olmo, cuarenta y ocho horas después de la masacre, para destruir los efectos no reclamados de las víctimas, a solicitud de las autoridades policiales. Esos efectos de las víctimas (que también hubieran podido servir para determinar el tipo de explosivo utilizado) terminaron siendo quemados en la incineradora de basura de Valdemingómez; algunos objetos de tipo electrónico fueron, por su parte, reducidos a polvo en una trituradora industrial situada en la periferia de Madrid.
¿Cabe suponer que la destrucción de los propios trenes se debiera a un proceso de toma de decisión similar: solicitud de la Policía y autorización del juez? Es una suposición bastante razonable, pero no tenemos manera, hoy por hoy, de demostrarla. De ahí la importancia de la pregunta que la juez Coro Cillán le hace a la Audiencia Nacional. Este órgano puede, en primer lugar, pedir a la dirección de Renfe, a las autoridades policiales y al propio juez Del Olmo que digan si solicitaron, autorizaron o conocieron la destrucción de los trenes. Y las personas preguntadas tendrán que mojarse.
A partir de ahí, a tirar del hilo. Porque lo que está claro es que alguien se tomó unas extraordinarias molestias para acabar con las pruebas directas del crimen, probablemente para que no entraran en conflicto con las pruebas colocadas a posteriori de la masacre (mochila de Vallecas, furgoneta Kangoo, ...). Y la persona de la que partiera la orden de destrucción tiene bastantes papeletas para ser también la que ordenara la colocación de las pruebas falsas que permitieron construir la versión oficial del atentado.
P.D.: Me recuerda un lector a través de Facebook que ya hay alguna declaración en sede judicial (precisamente ante la juez Coro Cillán) que apunta a Del Olmo como responsable de la orden de destrucción: "Díaz Pintado dice que Del Olmo le autorizó a destruir los trenes".
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