Rodrigo Gavilán. Madrid
La prueba clave del caso Faisán, el original con la grabación de la conversación que el dueño del bar, Joseba Elosúa, mantuvo con su yerno minutos después de producirse el chivatazo, ha sido destruida. La escandalosa desaparición ha quedado al descubierto, según aseguran fuentes policiales a LA GACETA, hace solo unos días, cuando la defensa del jefe superior de la Policía en el País Vasco, Enrique Pamies, procesado en el caso, reclamó escuchar el original de la grabación, al percatarse de que todo el proceso se sustenta en una copia clonada de la misma. La defensa del procesado quería escuchar el original porque a la copia le faltaba el minutado y las dos primeras pistas de la conversación.
El juez instructor del caso, Pablo Ruz, accedió a la petición de Pamies y reclamó el pasado martes la cinta original para remitírsela al interesado. La sorpresa que se han encontrado los encargados de satisfacer el requerimiento de Ruz es que el ordenador portátil donde se guardaba la conversación original fue destruido en el año 2009 y la prueba se ha perdido.
Prueba clave
La gravedad de lo ocurrido es extrema, ya que todo el proceso del caso Faisán pivota en torno a esa conversación grabada a Elosúa en su coche mientras trataba de huir a Francia, en la que el dueño del bar Faisán le cuenta a su yerno cómo un interlocutor anónimo le ha alertado de la redada contra el aparato de extorsión de ETA que estaba a punto de producirse en su local. Cinco días después de la delación, el juez Grande-Marlaska abrió una pieza secreta separada para investigar el chivatazo y comisionó a la Policía y a la Guardia Civil la investigación del mismo. Como única prueba figuraba esa conversación.
El original de la grabación se guardó desde el primer día en un ordenador de la Unidad Central de Inteligencia (UCI), marca DELL LATITUDE D800, con número de serie 8Y210A04. Concretamente, la prueba quedó bajo custodia del grupo que coordinaba el entonces inspector jefe Carlos Germán, encargado por la Audiencia Nacional de llevar las investigaciones policiales del Faisán. Un mes después, el 15 de junio de 2006, la UCI remitió a Grande-Marlaska una copia de la misma, “quedando los originales precintados y bajo custodia de la fuerza actuante estando a disposición del juzgado cuando este lo requiera”. Desde entonces, todo el proceso –cuyo sumario se extiende más allá de los 12.000 folios– se ha desarrollado en torno a esa copia.
Sólo la providencia de Ruz reclamando el original para complacer la petición de la defensa de Pamies ha hecho posible que se conozca la flagrante destrucción de la prueba clave del caso. En su escrito, Ruz le pedía a la UCI que enviara al Juzgado el equipo informático en el que se guardó el original de la grabación a Elosúa. La providencia, a la que ha tenido acceso LA GACETA, exige que se recabe “de la referida fuerza actuante la remisión del indicado equipo informático, soporte o servidor donde obre la carpeta clonada para su custodia en sede judicial”, puesto que contiene “las conversaciones grabadas” en el interior del vehículo de Joseba Elosúa la mañana del soplo.
Gran sorpresa
La Comisaría General de Información (CGI) –institución del Ministerio del Interior dentro de la cual se encuadra la UCI– no sale de su asombro tras haberse enterado de la desaparición de la prueba, que supone que se diera al traste con cinco años de investigación. La Comisaría no entiende cómo una prueba que debiera permanecer precintada y bajo custodia de la UCI haya podido desaparecer.
El propio Sindicato Unificado de la Policía (SUP), mayoritario en el Cuerpo, da por hecho lo irreversible de la situación. No en vano, en el comunicado que hoy publicará con motivo del Pleno de la Audiencia Nacional que esta tarde empezará a deliberar sobre el futuro del Faisán y al que ha tenido acceso LA GACETA, habla de lo “legítima” que es la defensa de los imputados, que plantean la nulidad del proceso, al “no existir el original de la grabación realizada en el coche de Elosúa”. Además, el SUP vuelve a exigir que las investigaciones del chivatazo continúen hasta que se descubra “a los culpables” y se imparta justicia.
Por otra parte, el secretario general del Sindicato Profesional de Policía (SPP) confirmó también ayer, a LA GACETA, “la no existencia” del original de la grabación, así como su intención de pedir por este hecho la “nulidad de la instrucción” y la apertura de una “verdadera” investigación que “tenga en cuenta las peticiones de la defensa”. El SPP pedirá también las correspondientes “responsabilidades”.
El juez instructor del caso, Pablo Ruz, accedió a la petición de Pamies y reclamó el pasado martes la cinta original para remitírsela al interesado. La sorpresa que se han encontrado los encargados de satisfacer el requerimiento de Ruz es que el ordenador portátil donde se guardaba la conversación original fue destruido en el año 2009 y la prueba se ha perdido.
Prueba clave
La gravedad de lo ocurrido es extrema, ya que todo el proceso del caso Faisán pivota en torno a esa conversación grabada a Elosúa en su coche mientras trataba de huir a Francia, en la que el dueño del bar Faisán le cuenta a su yerno cómo un interlocutor anónimo le ha alertado de la redada contra el aparato de extorsión de ETA que estaba a punto de producirse en su local. Cinco días después de la delación, el juez Grande-Marlaska abrió una pieza secreta separada para investigar el chivatazo y comisionó a la Policía y a la Guardia Civil la investigación del mismo. Como única prueba figuraba esa conversación.
El original de la grabación se guardó desde el primer día en un ordenador de la Unidad Central de Inteligencia (UCI), marca DELL LATITUDE D800, con número de serie 8Y210A04. Concretamente, la prueba quedó bajo custodia del grupo que coordinaba el entonces inspector jefe Carlos Germán, encargado por la Audiencia Nacional de llevar las investigaciones policiales del Faisán. Un mes después, el 15 de junio de 2006, la UCI remitió a Grande-Marlaska una copia de la misma, “quedando los originales precintados y bajo custodia de la fuerza actuante estando a disposición del juzgado cuando este lo requiera”. Desde entonces, todo el proceso –cuyo sumario se extiende más allá de los 12.000 folios– se ha desarrollado en torno a esa copia.
Sólo la providencia de Ruz reclamando el original para complacer la petición de la defensa de Pamies ha hecho posible que se conozca la flagrante destrucción de la prueba clave del caso. En su escrito, Ruz le pedía a la UCI que enviara al Juzgado el equipo informático en el que se guardó el original de la grabación a Elosúa. La providencia, a la que ha tenido acceso LA GACETA, exige que se recabe “de la referida fuerza actuante la remisión del indicado equipo informático, soporte o servidor donde obre la carpeta clonada para su custodia en sede judicial”, puesto que contiene “las conversaciones grabadas” en el interior del vehículo de Joseba Elosúa la mañana del soplo.
Gran sorpresa
La Comisaría General de Información (CGI) –institución del Ministerio del Interior dentro de la cual se encuadra la UCI– no sale de su asombro tras haberse enterado de la desaparición de la prueba, que supone que se diera al traste con cinco años de investigación. La Comisaría no entiende cómo una prueba que debiera permanecer precintada y bajo custodia de la UCI haya podido desaparecer.
El propio Sindicato Unificado de la Policía (SUP), mayoritario en el Cuerpo, da por hecho lo irreversible de la situación. No en vano, en el comunicado que hoy publicará con motivo del Pleno de la Audiencia Nacional que esta tarde empezará a deliberar sobre el futuro del Faisán y al que ha tenido acceso LA GACETA, habla de lo “legítima” que es la defensa de los imputados, que plantean la nulidad del proceso, al “no existir el original de la grabación realizada en el coche de Elosúa”. Además, el SUP vuelve a exigir que las investigaciones del chivatazo continúen hasta que se descubra “a los culpables” y se imparta justicia.
Por otra parte, el secretario general del Sindicato Profesional de Policía (SPP) confirmó también ayer, a LA GACETA, “la no existencia” del original de la grabación, así como su intención de pedir por este hecho la “nulidad de la instrucción” y la apertura de una “verdadera” investigación que “tenga en cuenta las peticiones de la defensa”. El SPP pedirá también las correspondientes “responsabilidades”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario