Pronto se conocerá en España la última novela de Mario Vargas Llosa, El sueño del celta. La obra es la biografía novelada de Roger Casement, un irlandés, notable funcionario del Foreign Office británico, nacido cerca de Dublín, en 1864, cuando la isla todavía era parte de Gran Bretaña, y ahorcado en Londres, en 1916, acusado de traidor por aliarse a los alemanes en medio de la Primera Guerra Mundial con el objeto de sublevar a sus paisanos irlandeses.
Casement había sido el responsable de la investigación que demostró el horror genocida de la colonización del Congo Belga, una inmensa parcela del territorio africano graciosamente asignada a la familia real belga durante la Conferencia de Berlín (1885), ocasión en que los europeos se repartieron el continente negro con la coartada de llevarles la luz de la civilización y el progreso. Casement probó que lo que les había llevado era la muerte y la explotación económica más cruel.
Posteriormente, Casement viajó a la Amazonía para investigar los atropellos cometidos por una compañía cauchera británica y lo que halló era espeluznante: En América, los indios corrían la misma suerte de los africanos. Era como si la codicia de los explotadores generara automáticamente una sola y sangrienta manera de estrujar a los trabajadores.
¿Por qué Vargas Llosa saca a Casement de su tumba y recrea el drama de su vida y su muerte? Porque el personaje y su historia tienen todos los ingredientes de la siempre opaca naturaleza humana. Es un héroe y es un traidor. Es un hombre ejemplar, pero sus preferencias sexuales lo inclinaban a un tipo de relación entonces despreciada y vilipendiada. Era un santo laico y era un pecador empedernido. Era un defensor universal de las víctimas, cualquiera que fuera su color o su país, pero acabó siendo un nacionalista rabioso y sectario. Vargas Llosa percibió que la ambigua vida de Casement era perfecta para contarla. El resultado es extraordinario.
Hoy vamos a cambiar un poco el tono. Pero sin grandes sorpresas en cuanto al fondo de nuestra cita dominical. Les hablaremos de algo que, siendo palpable, no siempre es fácil de expresar. Si acaso, de palabra lo puede ser, pero no tanto por escrito. Creo yo. Sin embargo, lo intentaré.
Todos sabíamos de su significado, pero pocos conocíamos su denominación. Si acaso, algún sinónimo con igual acepción. Yo, desde luego, reconozco que no. Me refiero a la capacidad humana de superación de las adversidades. Seguro que muchos recordarán el caso de alguna persona, próxima a ustedes o, incluso, muchos de ustedes, que han tenido que afrontar situaciones verdaderamente dramáticas en lo personal.
¿Por qué personas recluidas en campos de concentración eligieron no abandonar esa situación cuando se les ofreció la ocasión? ¿Por qué los padres que ven padecer a sus hijos enfermos dan esas muestras de ejemplo y distinción? ¿Por qué quienes sufren un accidente, con resultado de discapacidad posterior, son generalmente la mejor prueba de superación? ¿Por qué hay empresarios que comprometen todo su patrimonio con la finalidad de asegurar la viabilidad de sus empresas y el bienestar de su personal laboral? La respuesta radica en la existencia de un algo que da sentido a su vida. Algo que supera en potencia a la adversidad. Un algo que puede ser el amor, la amistad, un proyecto de solidaridad o usted sabrá lo que es en su caso particular.
Ahora entenderán por qué decía que pudiéndose escribir, es más difícil de transmitir. Aunque peor que eso, es que uno no disponga o no sea capaz de descubrir ese sentido personal, "su" sentido vital para afrontar y vencer la adversidad. Lo llaman longanimidad y yo lo he conocido esta misma semana en el curso de una ponencia impartida por el profesor de Esade Alex Rovira, bajo el título "Confianza, Compromiso y Calidad".
Pero, la dificultad, más aún que en el ámbito de la reflexión individual, radica cuando intentamos abrirnos paso de lo individual a la colectividad. ¿Qué es lo que necesita una nación para reaccionar ante la adversidad? Me refiero, obviamente, a reaccionar trabajando en la misma dirección. Que, empujar, lo que se dice empujar, muchos son los que empujan, aunque con escaso control y últimamente hacia distinta dirección. Quizá, porque sean pocos los auténticamente capaces de señalar cuál sea la mejor dirección.
En ocasiones, las naciones han recuperado su identidad tras una pandemia o, más recientemente, en el siglo XX, tras una guerra que les llevó a la ruina absoluta y total. Pero esa situación les sirvió como punto de inflexión para un cambio de actitud y toma de decisión. Sólo así crearemos circunstancias favorables a una recuperación. Ahora, ciertamente, la situación es consecuencia de una causa eminentemente económica. Pero, no por ello, es muy diferente a cualquier ejemplo anterior. La cuestión tiene que ver con saber encontrar qué es lo que nos une en lugar de lo que separa, diría el ponente. Sólo falta encontrar a alguien capaz de generar esa corriente de opinión.
El problema es que la unidad de medición de la economía y de la política no siempre va a la par. La primera usa el euro, mientras que la segunda se refiere al voto como criterio de éxito de su función.
El problema, y nosotros lo padecemos con particular crudeza en la actualidad, es que el tiempo de la política difiere del tiempo económico en cuanto a gestión. Siempre hay una elección por el medio que complica la toma de cualquier decisión.
El problema, para decirlo con absoluta claridad, es que mientras un país empuja hacia delante, diríamos que los gobernantes nos tiran de nuevo hacia atrás. En todo caso, a partir de ahora se inicia un período de dos años durante el cual alguno debería ponerse al frente del timón.
Empezando con unas elecciones autonómicas de inminente celebración, en las que Cataluña será la primera comunidad en disponer de una excelente ocasión para encontrar esa dirección. Después vendrán el resto y, finalmente, el conjunto de la Nación. La duda me resulta de ser estas citas unas más entre todas las habidas con anterioridad.
De todas formas, no olviden el concepto: longanimidad. Lo que nos hará grandes como Nación, como les ha hecho a otras a nuestro alrededor, será nuestra capacidad de superar la adversidad y afrontar la recuperación.
*El G-4 está compuesto por Iván Espinosa de los Monteros, Juan Fernando Robles, José María Rotellar y Juan Ignacio Sanz. Pueden seguirlos todos los viernes en "Cierre de mercados", en Radio Intereconomía e Intereconomía Business TV. También en www.elg4.es.
Parece que es la moda, y ya iba siendo hora: nuestras cadenas de televisión redescubren la Historia de España. Bien está. Pero, ya que en ese huerto nos metemos, hay que pedir algo imprescindible: que la narración sea mínimamente respetuosa con la Historia de verdad. Ahora acabamos de ver dos productos de ese género, ambos en Antena 3: La princesa de Éboli e Hispania.
Conste que no es justo poner ambas al mismo nivel: La princesa de Éboli es un producto muy ambicioso, cuidadosamente elaborado, mientras que la segunda sólo es una eficaz serie para televisión. La primera se esfuerza por recrear un episodio histórico, insertando en ella una hipótesis sobre un affaire sentimental; la segunda emplea la Historia como escenario para un ramplón argumento de pasiones maniqueas.
Por cierto, ¿alguien sabe quiénes son los asesores históricos de estas series? Si usted no lo sabe, yo se lo cuento. Y lo primero que hay que decir es que en ambos casos se trata de universitarios de lo más respetable. El asesor histórico de Hispania es un especialista en Viriato: Mauricio Pastor, que ha enseñado Historia Antigua en las universidades de Salamanca y Granada. Es miembro de varias asociaciones científicas internacionales, ha dirigido excavaciones en Extremadura y en Granada, y ha publicado un buen número de monografías sobre Historia Antigua. El gran público le recordará por la biografía de Viriato que publicó en 2004 y que aún debe de andar por ahí. Un tipo serio, en fin.
También es muy serio el asesor de La princesa de Éboli, David García Hernán, que enseña Historia Moderna en la Universidad Carlos III de Madrid. Este caballero lleva muchos años estudiando la alta nobleza española del XVI, la monarquía de Felipe II y la guerra en los siglos XV y XVI. Entre otras cosas, ha publicado un trabajo llamado Lepanto: el día después que, al margen del horrísono anglicismo del título, le valió el premio Ejército de Investigación. O sea que es otro tipo serio.
Pero un asesor histórico no es un guionista: no es él quien decide qué y cómo se cuenta. Su tarea se limita a que el relato mantenga una cierta conexión con la Historia real. Y ahora yo me pregunto una cosa: ¿Qué pensará García Hernán al ver al pérfido Antonio Pérez, el secretario de Felipe II, retratado como Hugo Silva, en plan Gigi el amoroso? ¿O, aún más, qué pensará Mauricio Pastor al ver a sus amados lusitanos reconstruidos como una grey a mitad de camino entre los Na'vi del Avatar de Cameron y los escoceses de Braveheart pasados por un chiringuito playero?
Un pisaverde ni-ni me espeta: "Si quieres Historia, vete al History Channel". No, oiga, joven, no ha entendido usted nada: si utiliza usted la Historia como coartada para un producto de ficción, trate al menos de ser mínimamente respetuoso con la realidad, aunque sea para colar dentro de ella un argumento ficticio. Porque si no lo hace, el resultado será un bodrio como el Águila roja de TVE1, donde el guionista se toma la licencia de inventar un ninja barroco en la España del Siglo de Oro. Sólo un público intensamente embrutecido puede tragarse semejantes sapos. España se lo traga, sí, y eso demuestra hasta dónde hemos caído.
No hay ninguna nación europea que se haya ciscado tanto en su propia Historia como la España de los últimos años, y a eso ha contribuido de manera eminente el poder, muy interesado en borrar cualquier vestigio del pasado. A lo mejor conviene recordar que en los fastos del quinto centenario del Descubrimiento, allá por 1992, la única aportación de la cultura oficial en la España felipí fue una lamentable película de Antonio Saura, Eldorado. Y además lo hizo peor que Werner Herzog, que ya había trillado el asunto, con lo cual nuestros culturetas oficiales demostraron, además de mala leche, poco talento.
¿Pero por qué cree usted que los que nos dedicamos a la divulgación histórica vendemos tantos libros últimamente? Por una sola razón: la gente, que sigue conservando un instinto relativamente sano, quiere saber las cosas que se le han ocultado. Por ejemplo, cómo empezó la Reconquista. En la trayectoria reciente de nuestra cultura hay un hito: las novelas de Arturo Pérez Reverte sobre el Capitán Alatriste, que de repente despertaron un renovado interés por la España de los siglos de oro (porque el Siglo de Oro, en realidad, fueron dos).
El propio caso de Alatriste nos da bastantes pistas sobre la pertinaz flaqueza de nuestra industria audiovisual cuando se enfrenta a la Historia. Las novelas de Pérez Reverte, aun dentro de su gusto por la sordidez, eran épicas y, sobre todo, construían un mundo creíble. Pero cuando esa misma narración pasó a la gran pantalla, en el Alatriste de Díaz Yanes el encanto estuvo a punto de desvanecerse. Otra buena producción reciente, Lope, de Andrucha Waddington, cojea del mismo pie: demasiada obsesión por envolver la Historia en los tópicos contemporáneos. ¿Pero qué nos pasa que somos incapaces de mirar a nuestra Historia sin complejos?
Me parece que desde la adaptación de Pilar Miró sobre El perro del hortelano, la comedia de Lope de Vega, nadie ha intentado ponerse de verdad en la piel de un español del XVI. "Los ingleses hacen todo Shakespeare en su cine, los franceses hacen su Cyrano con todos sus versos... ¿por qué no vamos nosotros a hacer a nuestros clásicos?", se desesperaba Pilar Miró. Tenía razón, pero así son las cosas.
Hay en todo caso una cuestión de la mayor importancia, y es la insuficiencia de nuestros artistas para hacer según qué cosas. Un ejemplo: la Sangre de mayo de José Luis Garci, que es una excelente producción sobre la jornada del Dos de mayo de 1808, sin embargo se resiente de unas interpretaciones generalmente poco adecuadas. No es que los actores sean malos, no; es que se comportan en escena como actores y no como los personajes que encarnan. Russell Crowe puede ser El Hispano en Gladiator y el capitán Jack Aubrey en Master and Commander. En ambos casos resulta convincente. Ningún actor español vivo parece capaz de hacer algo parecido. Y esto no sólo es cuestión de talento, sino también de trabajo, mucho trabajo, y estudio, mucho estudio.
Estos defectos, visibles en el cine, crecen hasta lo escandaloso en la pequeña pantalla, y lo acabamos de ver claramente en La princesa de Éboli e Hispania. En lo positivo, ya hemos dado el paso de acercarnos a nuestra Historia. Ahora se trata de hacer cosas como Roma o Los Tudor. Para eso sólo se precisa un requisito: no sólo utilizar la Historia, sino también amarla.
Nos ha visitado, esta semana, en Madrid, Marcelo Ebrard Casaubón, Jefe de Gobierno del Distrito Federal (Ciudad de México), recibido en la Casa de la Villa como Visitante Ilustre, cuyo título e insignias le entregó protocolariamente el Alcalde Ruiz-Gallardón.
Si digo que, al cambio, Marcelo Ebrard es el Alcalde de la Ciudad de México, capital de los Estados Unidos Mexicanos, sólo digo una aproximación.
El vigente régimen de gobierno del Distrito Federal se estableció en 1993 mediante una reforma constitucional que sustituyó al Departamento a cargo del Presidente de la República que designaba a un funcionario, Regente del Distrito Federal, para que, en su nombre, desempeñara aquel gobierno.
La reforma otorgó mayor autonomía al Distrito Federal, con su Jefe de Gobierno elegido popularmente por seis años, sin renovación posible; amplió las competencias encomendadas a la Asamblea Legislativa; y fijó el Tribunal Superior de Justicia, ordenando, en suma, la función ejecutiva, legislativa y judicial del Distrito Federal.
A diferencia de los estados que forman la República, el Distrito Federal no es un estado más (aquí diríamos un ayuntamiento más de una autonomía más). Carente de soberanía, el Distrito Federal es un territorio de la Federación y sus órganos de gobierno son entes del gobierno federal al servicio de la República. La distinción entre poder y órgano evita que en un mismo territorio concurra más de un poder, como en Madrid ocurre con la tensa y disparatada superposición de tres administraciones y una ridícula Ley de Capitalidad (2006).
Esto lo vieron en su día (1978) los diputados de Alianza Popular que, en el debate de la Constitución, propusieron el desarrollo del artículo quinto como Estatuto de Capitalidad. Esto lo vio en su día (1981) el profesor Tierno Galván que, con escándalo de sus correligionarios, propuso la autoridad única para Madrid y su territorio. Quizá había mucho ruido para cuestiones tan afinadas.
A estas alturas, mala enmienda tiene la cuestión, tan zurcida de compromisos. Pero bueno es que se conozcan el desaguisado y los diversos modelos de la teoría de la capitalidad.
*Enrique de Aguinaga es decano de los Cronistas de la Villa de Madrid.
Pedro Martínez, primo del gerente de Lavanderías Tritón, Jesús Sabroso, asegura a LA GACETA que "José Bono es el verdadero propietario de esta empresa" que gestiona su familia en Almoguera (Guadalajara). "No sólo lo sabemos los familiares, sino todos en el pueblo. Incluso el personal de la fábrica lo dice", explica.
Jesús Sabroso fue desde mayo de 2000 el apoderado de esta lavandería industrial, ubicada en el Polígono Industrial Pozambrón, en Almoguera, que trabaja para hoteles. Falleció el pasado 3 de junio. Al sepelio acudieron José Bono y su mujer, como se puede ver en las imágenes que acompañan a este reportaje.
La compañía se fundó en noviembre de 1991 en Mondéjar (Guadalajara), a 12 kilómetros de su sede actual, y se inscribió en Almoguera en agosto de 2006. Desde el pasado mes de abril, Concepción Ruiz e Iván Sabroso –mujer e hijo del fallecido– controlan a partes iguales el accionariado de la compañía, que ya administraban desde enero de 2006. Cuenta con una plantilla de 45 empleados y en 2008 logró un resultado positivo de 16.867 euros y unas ventas de 2.936.433 euros.
Pedro Martínez también apunta que su familia no tiene dinero para poseer tales propiedades. Aunque en el Registro Mercantil no consta que el ex presidente de la Junta manchega haya formado parte de la dirección de Lavanderías Tritón, los vecinos de Almoguera y de municipios próximos no dudan en decir a este periódico que "los Sabroso no son los dueños de esta empresa, sino que es de Bono". Explican que el presidente del Congreso visita el negocio algunos fines de semana y que almuerza en el comedor de la compañía para que no se le vea mucho por el pueblo. "La sociedad se la lleva Concepción Ruiz, pero tiene firmados unos papeles que recogen que ella no puede venderla ni hacer nada. Si lleva un Land Rover es gracias a que está puesta en la empresa de Bono", manifiestan.
El PP rumia desde hace tiempo la idea que el Estado de las Autonomías no funciona. No es eficaz y resulta demasiado caro. Por eso se plantea, como una primera iniciativa, "medidas de motivación", en palabras de un miembro de Génova, como suprimir subvenciones a aquellas entidades locales que asuman competencias que no les correspondan.
Pero éste es sólo un primer paso para mejorar la disfuncionalidad que los populares ven en el actual sistema autonómico. Para ahondar en este asunto, el PP analizará en la convención que celebrará en Sevilla el próximo mes de enero la crisis financiera de las comunidades y abordará posibles alternativas para evitar las duplicidades.
Expertos y catedráticos independientes ofrecerán sus propios análisis y posibles soluciones y, como en convenciones anteriores, la Dirección del PP hará suyas las propuestas que se adapten a su ideario político. Las tres ventanillas Mariano Rajoy lo dejó claro el pasado martes en un acto en el que se vio arropado por destacados empresarios españoles. "No puede haber tres ventanillas para trámites similares porque aumenta la inseguridad jurídica y, además, es antieconómico". El presidente del PP considera "imprescindible" afrontar una "actualización" del sistema para fijar con nitidez, según sus propias palabras, qué Administración desempeña más eficazmente cada competencia.
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Estos días pasados se ha hablado mucho sobre los mayores recortes en el gasto público que se van a llevar a cabo en el Reino Unido en décadas. Los medios de comunicación han estado repletos de todo tipo de personas y organizaciones expresando indignación, victimismo y quejas alarmistas. Anunciando nada menos que lo que parece ser la inminente llegada del Apocalipsis.
Una especie de histeria colectiva ha dominado muchos de los medios y el sector público desde que el ministro de finanzas George Osborne diera a conocer su más que anunciado paquete de recortes presupuestarios en la Cámara de los Comunes el pasado día 20 de octubre. Han tildado al nuevo Gobierno conservador-liberal de pandilla de ideólogos de ultraderecha empeñados en hacer sufrir a los pobres al mejor estilo de las novelas de Charles Dickens. ¿Es el fin de una época de Gobiernos despilfarradores y el principio de una nueva era de corte conservador, caracterizada por la austeridad y la frugalidad en el gasto público? Honestamente sí, lo es. El nuevo Gobierno conservador-liberal británico ha marcado el paso en Occidente al ser uno de los primeros en lanzar la batalla para reducir la deuda y el déficit público y, así, restaurar la confianza en la economía británica. Otros Gobiernos occidentales endeudados, tarde o temprano, tendrán que seguir el ejemplo británico y enfrentarse a la dura realidad financiera haciendo recortes presupuestarios similares. Las reducciones en el gasto público de George Osborne son una especie de Biblia para una nueva generación de conservadores económicos.
La gran cantidad de protestas indica claramente cómo la sociedad británica actual se ha convertido en una sociedad cada vez más dependiente del Estado. Demasiadas personas creen que el Estado debe mantenerles y poco menos que solucionarles la vida. Todas estas protestas son la respuesta emocional a la voluntad manifiesta del Ejecutivo de cuestionar seriamente esta cultura irresponsable y de dependencia colectiva y terminar con los abusos del sistema del bienestar.
Lo que brilla por su ausencia en este debate nacional es una perspectiva global y de sentido común. Haciendo caso a la BBC u otras instituciones como el Instituto de Estudios Fiscales se podría creer que hay un colapso casi total en las instituciones públicas británicas, pero la realidad es muy distinta. El Gobierno de coalición sólo vuelve a los niveles de gasto público del 2008 y el Estado gastará un todavía elevado 41% del PIB. Tomando como cierta la intención del Gobierno de implementar la reducción de unos 490.000 empleos públicos, el número de empleados del Estado todavía seguirá siendo de 200.000 más que cuando los laboristas llegaron al poder en 1997.
Algunos ministerios, incluyendo el de Sanidad, Educación y Desarrollo Internacional, no se verán afectados por éstos. Los opositores a estos recortes no parecen entender la realidad económica y financiera del país.
El Gobierno no ha tenido otro remedio que afrontar el déficit fiscal porque el Reino Unido ha estado viviendo por encima de sus posibilidades durante casi una década, gracias a la adicción de los anteriores Gobiernos laboristas de Blair y Brown a expandir sin ningún límite el aparato del Estado. Había que enfrentarse a la dura realidad y esto no es fácil en ningún sistema político, pero aún menos en una democracia.
No hay ni un ápice de credibilidad económica en la política laborista que sostiene que manteniendo los actuales niveles de gasto público se ayudaría a mejorar el crecimiento económico. Esto sería el mejor y más corto camino a la ruina del país. Nuestra calificación de riesgo crediticio y fiabilidad en los mercados financieros sufriría mucho si siguiéramos esta política económica laborista, ya que ello nos obligaría a pedir prestado aún más dinero y así llevaríamos al país rápidamente a una especie de catástrofe a la griega.
El ex primer ministro laborista James Callaghan sabiamente dijo en 1976: "Pensamos que se podría salir de una recesión por medio del gasto público. Os digo con toda honestidad que tal opción ya no existe hoy en día, si es que existió en algún momento."
La oposición laborista a los recortes del Gobierno habla de su supuesta injusticia. De lo que están hablando los laboristas no es de la Justicia, sino de un concepto marxista de la igualdad absoluta de las personas, donde el Estado debe repartir la riqueza en la sociedad sin tener en cuenta la iniciativa y la creatividad privada o el deber de todo hombre a responsabilizarse de su propia vida. El paquete de recortes anunciados por George Osborne (unos 83.000 millones de libras) significan una reducción del gasto en todos los ministerios del 19% a lo largo de cuatro años, ligeramente menos del 20% anunciado por el anterior Gobierno laborista de Brown en sus presupuestos de marzo de este mismo año. ¡Esto sí es hipocresía!
*Paul Gordon es miembro del Partido Conservador Británico.
El presidente del Parido Popular andaluz, Javier Arenas, se ha comprometido a recortar un 50 por ciento de los altos cargos políticos con los que cuenta en estos momentos la Junta de Andalucía si llegase a su presidencia.
Además, también se ha comprometido a que se deje de pagar el impuesto de sucesiones y donaciones y a reformar la Administración y la educación de forma "profundísima". Sobre el aspecto educativo, Arenas ha recordado los elevados índices de abandono escolar y el considerable número de desempleados que no encuentran un puesto de trabajo por su falta de formación.
En cuanto a qué hace falta hacer en los colegios para cambiar esta situación, Arenas ha señalado que hay que "decirles a los niños la verdad, que hay que esforzarse". Además, ha considerado que se debe erradicar el pensamiento que conduce a los jóvenes a pensar que el futuro es de los listos en lugar de los trabajadores.
De igual modo, también ha indicado que "en los colegios hay que decir claro que el profesor no puede ser pepito ni el colega Pepe, el profesor tiene que ser Don José".
Por otra parte, ha criticado el excesivo gasto que cree que la Junta de Andalucía está realizando y el "mal uso" de los fondos públicos, haciendo referencia a los 38.000 teléfonos públicos existentes, los pagos para vivienda a delegados que lo son en su propia provincia o a las recientes noticias aparecidas sobre la concesión de ayudas a la empresa de la mujer del hasta ahora número dos del PSOE andaluz, Rafael Velasco. "Estamos cansados de los abusos de unos señores que creen que, hagan lo que hagan, van a gobernar toda la vida", ha dicho Arenas.
Para poder acabar con estas actitudes y poner en práctica sus medidas, Arenas ha pedido a los simpatizantes de su partido un "esfuerzo" para poder llegar a la presidencia de la Junta de Andalucía, ya que, según ha afirmado "no se trata de ganar, se trata de gobernar".
El presidente del Parlament y candidato de ERC por Barcelona, Ernest Benach, ha defendido hoy la legitimidad y la unidad de la colección del arte sacro que reclama la diócesis aragonesa de Barbastro-Monzón y ha dicho que por la vía de la imposición no saldrá nunca ninguna pieza del Museo de Lleida.
En un acto en Lleida, junto al cabeza de lista de ERC en Lleida, Carmel Mòndol, Benach ha dicho que la propiedad de las obras está perfectamente demostrada, su adquisición está perfectamente legitimada y la unidad de la colección es "indiscutible" y que partiendo de estas premisas "es posible llegar a acuerdos".
Benach ha señalado que el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, no tiene ninguna legitimidad para cuestionar al gobierno de Cataluña y decir que obstaculiza el retorno de las obras a Aragón" y ha añadido que Marcelino Iglesias debería "medir sus palabras".
Por su parte, Carmel Mòndol considera "inadmisible" la posición del Obispado de Lleida de apartarse de la vía civil para defender la legitimidad de las obras y acatar la decisión del Vaticano.
Constatar lo que está ocurriendo en estos días con el Gobierno es hacer oposiciones directas a caer en la enfermedad política de moda: la "depresión reactiva". Para no alargarnos: este mal está definido como un trastorno del estado de ánimo que se produce como respuesta a traumas más o menos repetidos; por ejemplo, el asombro ante un desengaño amoroso o, quizá, ante la constatación de que la realidad nada tiene que ver con las ensoñaciones de cada uno. Y es así: resulta que los españoles estamos viendo cómo el Gobierno y ETA preparan concienzudamente un pacto para que los terroristas, dinero incluido, se avengan a dejar las pistolas y se sienten en los ayuntamientos, y para que el Gobierno, y sobre todo Zapatero, pueda exhibir una pequeña baza electoral para seguir engañando al país con una gobernación insuperablemente nociva. Rubalcaba, el artífice desde hace meses y meses de esta estrategia, no es hombre dado a la "depresión reactiva"; él va a lo que va y no repara en medios ni en barras: a lo que va. No sé si Zapatero es más proclive a esta patología muy tratable, según todos los especialistas.
Lo que se oculta
Lo cierto es que uno y otro, el aún presidente y el presidente de facto, están sometiendo a los españoles a la tortura de un esquizofrénico y falaz lenguaje. "Los socialistas –solía mantener en tiempos el presidente Calvo-Sotelo– se caracterizan por mantener una cosa y la contraria y asegurar seguidamente que ambas son verdad y progresistas". Fíjense ahora: en el mismo acto informativo en que el sosias de este Zapatero desaparecido en la nada aseguraba que los jueces ya tienen sentenciado que ETA y Batasuna son la misma cosa, aseguraba a continuación sin que la rala barba se le cayera a trozos que Batasuna tiene que separarse de ETA. Más o menos.
Siguiendo con las interpretaciones psicológicas: se trata del conocido "lapsus freudiano" consistente en decir algo que no se quiere decir porque hay que ocultarlo. ¿Y qué se oculta aquí? Tres simples realidades: la primera, insistimos, que la negociación con los etarras tiene ya antigüedad, por lo menos desde enero de este año; la segunda, que se niega la unidad entre Batasuna y ETA; la tercera, que el Gobierno está a la espera de un nuevo gesto de la banda para culminar el llamado "pacto por la paz", una denominación que ya incluían los facciosos en aquella resolución titulada Zutik Euskal Herria.
Intentonas socialistas
Así que, al tiempo, se están produciendo en los entornos del Gobierno socialista dos intentonas: la primera es apartar a Zapatero de la refriega diaria, no se sabe si para darle definitiva e internamente por finiquitado o, sencillamente, para que Rubalcaba vaya cogiendo perfil de jefe indisimulado; la segunda explicación, alambicada y tal, pero explicación al fin, es que se trata de disimular la catastrófica gobernación de Zapatero y esto, también, ordenando y propalando otros tres señuelos: la ocultación o disimulo de la crisis económica, la propaganda acerca del Gobierno de pesos pesados que ha sustituido a las infortunadas bibianas, y la preparación, claro está, y según refería antes, del acuerdo con el terrorismo etarra.
O sea, el fin no es otro que éste: que Zapatero llegue a ese momento lo más incólume posible, sin el desgaste de la pelea cotidiana con una oposición que, por cierto, aún no ha reaccionado debidamente ante la patraña del cambio de Gobierno que han exigido a Zapatero los más viejos del lugar socialista. En esta coyuntura coinciden, pues, dos necesidades: la de evitar en lo posible que Zapatero sea sometido al deterioro pertinaz en la calle, en el Parlamento, y en las relaciones con la oposición y la de conseguir que la única bala (nunca mejor dicho) que le queda en la récamara al PSOE para salir del atasco electoral en el que está sumido sea disparada de nuevo, como en la anterior añagaza de paz, al aire.
¿Vencidos? ¿Qué importa?
Ahora bien, todas estas martingalas tan evidentes para todo el que se dedique a pensar un minuto en lo que está pasando no están siendo advertidas totalmente por el Partido Popular, en el que, según testimonios irrebatibles, aún se permanece en un estado de estupefacción inane tras la recomposición del Gobierno socialista. En todo caso, esto no es lo más importante, no vamos a caer en la trampa de creer que tienen más trascendencia los ardides urdidos para que Zapatero no se desgaste, que el precio que se puede pagar por conseguir el pacto con ETA.
Es tan hábil la jugada de Rubalcaba que ya empieza a colar en la opinión pública la especie de que "pronto vamos a terminar con la sangre y eso es lo interesante". ¿Que hay que llevar de nuevo a los terroristas a los ayuntamientos?, se les lleva y en paz; ¿que hay que aguantarse con que asesinos tremendos (De Juana, Ternera...) sigan en la calle protegidos presuntamente por el CNI?, pues aguanto formo y a correr; ¿que hay que humillar a las víctimas después de haberlas marginando durante siete años?, pues se las humilla y que griten; ¿que hay que colocar incluso a los criminales que vayan saliendo de las cárceles?, pues se les busca un taxi, un empleo en un bar o un puestecillo callejero. Todo esto no son especulaciones del firmante, son, a juicio de fuentes extraordinariamente informadas, el plan que se está edificando para que el PSOE pase a la Historia como el auténtico e incontrovertible triunfador sobre la incuria etarra.
Así que los vencedores somos nosotros, los socialistas, y los vencidos, pues qué quiere usted que le diga: a veces, la vida obliga a tragarse marrones sin cuento, a mirar para otro lado". Esta larga confesión, por cutre y pragmática que resulte, es la filtración de lo que se nos prepara. Nuestra sociedad hibernada va a merendarse también la trapisonda porque ahora mismo su preocupación ya no es ésa; es el paro, la crisis económica en general, pero ésa, la de ETA, ya no forma parte de la tríada de inquietudes que soportan nuestros ciudadanos. Por eso, los españoles no reaccionan a pesar de saber, como saben, que Rubalcaba y su escondido jefe Zapatero, el responsable primero de la pesadilla que no nos deja conciliar el sueño, nos están mintiendo con un descaro absoluto.
Sin precedentes
Las víctimas están ciertamente cansadas de tanta insidia, por eso hay que animar a sus dirigentes de unas u otras asociaciones (las que no están compradas desde luego) a que revienten otra vez la calle para que no asientan con su silencio a la villanía que se perpetra. ¿Por qué ahora que ETA está afortunadamente muerta se la quiere revivir?, ¿es que pagarle el precio de que antes hablábamos no es dar la razón a sus horrendos y centenarios crímenes? Produce arcadas que alguien intente convencernos de que "no hay más remedio que..." o de que "si dejan las armas, todo es posible" porque, como dijo Zapatero sin pudor humanitario alguno: "Los gestos de Batasuna, aunque insuficientes hoy, no caerán en balde". Batasuna es ETA, ¿no? Finalmente: ¿hay precedente en algún país decente del mundo en que el presidente regional (Eguiguren) de un partido (el PSOE) actúe judicialmente en defensa de un terrorista como Otegi? Esto es una mierda, señores.
¿Se va a atrever el Gobierno a dar el último paso para que la izquierda abertzale pueda presentarse a las próximas elecciones municipales de 2011 en el País Vasco? Es la pregunta que circula por todos los mentideros y cenáculos políticos. La interrogación va acompañada de otra cuestión: ¿va a llegar a tiempo el tándem Zapatero-Rubalcaba para consumar esa operación antes del próximo mayo?
Todos los signos externos, al margen de los desmentidos, indican que sí, porque la estrategia ya está en marcha. Lo sabe el PNV, lo sabe Patxi López, lo sabe el círculo más próximo al presidente y lo intuye la izquierda abertzale. Ése es el panorama, por mucho que se obceque La Moncloa en negarlo. Acabar con una banda terrorista y sus cómplices es la obligación de todo gobierno, pero a qué precio. Ésa es la pregunta del millón: ¿dónde va a colocar Zapatero la raya? Queda por ver si, nuevamente, acude a los atajos y los recovecos de la legislatura pasada o decide consensuar su política antiterrorista con el Parlamento y la oposición y, por supuesto, respetando a las víctimas del terrorismo.
Me temo lo peor –una nueva jugada de trilero– porque Zapatero está necesitado de oxígeno político para llegar a 2012 y puede tener la tentación, una vez más, de ponerse el mundo por montera. La necesidad asfixia a ZP. Pero, en medio de la crisis económica que azota el país, ¿sigue creyendo el presidente que un hipotético abandono de las armas por parte de ETA puede granjearle un rédito electoral de cara a las legislativas de 2012? ¿Cree, sinceramente, Zapatero que el final de ETA puede hacer olvidar a los españoles los más de cuatro millones de parados, la congelación de las pensiones, las reformas laborales, el retraso de la edad de jubilación, el déficit, la deuda externa, la subida de impuestos el empobrecimiento de las familias, la quiebra de los autónomos y los pequeños empresarios, la pérdida de viviendas por el impago de los créditos hipotecarios, la escalada de la morosidad, la nefasta política exterior con Marruecos, Venezuela y Cuba, los recortes salariales... Si sigo, me quedo sin espacio para el resto del artículo.
Ramón Jáuregui, el flamante ministro de Presidencia, posiblemente el mejor fichaje de Zapatero en el nuevo Gobierno, tras mantenerlo alejado dos años en Bruselas, coincidía con mi valoración en el programa televisivo de Ana Rosa: el fin de ETA va a proporcionar pocos réditos electorales. El Gobierno centrista de Calvo Sotelo logró que ETA-PM –los polimilis– depusieran las armas en 1981, y un año después se pegó un batacazo electoral.
En todo caso, el final de ETA sí puede rentabilizarse para orillar o solapar otros asuntos más irritantes que afectan al Ejecutivo. En eso, el dúo Zapatero-Rubalcaba ha demostrado su maestría. Cada vez que el Gobierno se siente con la soga al cuello, aparece en el periódico de siempre una derivada del Gürtel o el Brugal o las Fuerzas de Seguridad desarticulan un comando terrorista.
Todos brindaremos con champán cuando la izquierda abertzale rompa de verdad con el entramado de ETA o la banda terrorista decida abandonar las armas, pero sin nubarrones que nos impidan ver la realidad. Estamos hartos de trampas saduceas y engañifas. Cuando la cúpula etarra en Francia se entregue a la Policía francesa, desvele dónde tiene el arsenal con las armas y los explosivos, facilite los números de cuenta donde guarda las ganancias de la extorsión o entregue las sacas con la pasta esquilmada a los empresarios vascos y facilite la lista de sus activistas, podremos hablar de final de ETA.
Ésa es la prueba del algodón: si el Gobierno se va a conformar con una declaración formal y protocolaria de los terroristas o va a fiscalizar sus pasos. Y con respecto al movimiento abertzale, tres cuartos de lo mismos. ¿Con qué gestos de Batasuna se va a contentar el Gobierno para autorizar su reinserción en la vida política? ¿Se va Zapatero a conformar con un comunicado de prensa de la extinta Mesa Nacional de HB anunciando el rechazo a la violencia o va a exigir más?
Hay que imponer a Batasuna los pasos que debe dar para poder presentarse a unas elecciones. Porque, ¿tan importante es que Batasuna pueda presentarse a las elecciones de mayo de 2011? O puede esperar a las siguientes cuando todo quede atado y bien atado. ¿Por qué tantas prisas? La izquierda abertzale, después de provocar el exilio de 200.000 vascos con las amenazas y la violencia, jamás se ha preocupado de que ese colectivo que vive fuera de Euskadi pueda votar en su lugar de nacimiento.
Siempre me he pronunciado a favor de la recuperación de la izquierda abertzale como una operación estratégica del Estado de derecho a fin de que ETA pierda el apoyo social y político de ese sector de la sociedad vasca. Pero sin cheques en blanco. Antes hay que hablar de muchas cosas. Ramón Jáuregui piensa lo mismo. El ministro de Presidencia afirma que el Gobierno no va a conformarse con una simple declaración formal. Piensa hacer un seguimiento para ver si van en serio o todo es un paripé. Ya veremos.
Los fiscales antiterroristas de la Audiencia Nacional, con su coordinador Vicente González Mota al frente, también mantienen que para que la izquierda abertzale pueda votar en las próximas elecciones municipales no sólo basta hacer una renuncia pública del uso de las armas. Las exigencias deben ser extremas.
Ley de Partidos
Y en esa línea de actuación, el Gobierno y la oposición lo tienen fácil. Sólo basta con que se aplique la ley correctamente. Porque desde el 27 de junio de 2002 en España tenemos de una Ley de Partido Políticos que fue votada en el Congreso por más del 90% de los diputados. La ley que ilegalizó a Batasuna señala en su título introductorio que lo que se pretende es "identificar y diferenciar con toda nitidez aquellas organizaciones que defienden y promueven sus ideas y programas, cualesquiera que éstas sean, incuso aquéllas que pretenden revisar el propio marco institucional, con un respeto escrupuloso de los métodos y principios democráticos, de aquellas otras que sustentan su acción política en la connivencia con la violencia, la exclusión y la violación de los derechos y de las libertades".
El artículo 9 de la ley, que trata de las actividades de las formaciones políticas, deja muy claro en el punto tercero cuáles son las conductas intolerables de las fuerzas políticas. No basta sólo con dar apoyo político, expreso o tácito, al terrorismo, sino que se castigan también:
-Las manifestaciones que exculpen o minimicen la violación de los derechos fundamentales. -Las actuaciones que fomenten una cultura de enfrentamiento civil ligada a la actividad terrorista que busca intimidar o asilar socialmente a quienes se oponen a la violencia, haciéndoles vivir en un ambiente de coacción, miedo o exclusión a la hora de opinar sobre asuntos públicos. Basta ver cómo se la juegan algunos militantes de Batasuna o el odio que se destila en las herriko tabernas para verificar este extremo de la ley. Esa política de exclusión de la izquierda abertzale ha llevado a miles de vascos a residir fuera de Euskadi. -La inclusión en las listas u órganos directivos de personas que han sido condenadas o imputadas de manera sistemática en procesos judiciales por colaboración con banda armada o enaltecimiento de la violencia. También mantener un amplio número de afiliados con doble militancia: en la organización política y en ETA. La ley dice que antes hay que expulsarlos del grupo. -La utilización de símbolos que los identifique o relacione con bandas terroristas o con las conductas asociadas a los violentos. -La colaboración con entidades o grupos que habitualmente mantienen relación con bandas armadas. -La promoción, cobertura o participación en actividades que tengan como objetivo recompensar u homenajear a los terroristas. -El apoyo a las acciones de desorden, en lo que podríamos llamar kale borroka o manifestaciones de apoyo a presos de ETA.
Esos son los límites con los que cuenta el Gobierno para autorizar a Batasuna para que se presente a las próximas elecciones. Veremos qué cara pone Zapatero en sus próximas comparecencias públicas. Digo eso porque el otro día La Voz Libre publicaba un estudio de la Universidad Europea Miguel Hernández de Valladolid sobre los gestos del presidente del Gobierno. Destacaba que el rostro de Zapatero se volvía más hostil, feroz y colérico cuando se refería a la crisis. No decía nada de cómo se le ponía cuando hablaba del final de ETA. Aunque las videotecas guardan su rostro de la conferencia de prensa unas horas antes del atentado de la T-4 de Barajas, el 30 de diciembre de 2006.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado en municipios del País Vasco los primeros pasos de Batasuna para la creación de una red de agrupaciones de electores de cara a las elecciones municipales de 2011, informaron a Europa Press fuentes cercanas a estas investigaciones. Se trata del 'plan B' de Batasuna en caso de que fracase su deseo de concurrir a estos comicios con un partido político de nueva creación.
Según estas mismas fuentes, los primeros pasos consisten en establecer los contactos con personas afines en distintos municipios del País Vasco y Navarra para la búsqueda de posibles candidatos no 'contaminados' --sin antecedentes de ninguna relación con otras marcas ilegalizadas-- para la configuración de las listas de estas agrupaciones.
Los esfuerzos de las fuerzas de seguridad se centran principalmente en determinar si el origen de esta iniciativa parte de los actuales dirigentes de Batasuna, lo que ya sería suficiente para demostrar que se trata de una nueva estrategia del brazo político de ETA para burlar la ley y acudir a las urnas.
No obstante, las fuentes consultadas por Europa Press explicaron que la constitución de agrupaciones de electores tiene su complejidad porque se necesita al menos la firma del 1 por ciento de los inscritos en el censo electoral de la circunscripción, mientras que los partidos políticos no deben presentar ninguna firma para concurrir a las elecciones.
Estas firmas deben estar autentificadas notarialmente o por el secretario de la corporación municipal correspondiente. Para ello se exige la comparecencia personal de los firmantes ante los fedatarrios mencionados y cada elector podrá apoyar una agrupación electoral. Además, la recogida de firmas no se puede iniciar antes de la convocatoria electoral correspondiente ya que las agrupaciones de electores se constituyen para cada proceso electoral concreto.
Otras pruebas que en el pasado sirvieron para ilegalizar opciones políticas del entorno de Batasuna sería el hallazgo de cuentas bancarias conjuntas o reuniones orgánicas que reforzasen las evidencias de que estas plataformas obedecen a una estrategia concreta.
No sería la primera vez que los proetarras recurrieron a esta estrategia de las agrupaciones de electores para burlar la Ley. El último precedente se produjo precisamente con motivo de las últimas elecciones municipales, celebradas el 27 de mayo de 2007. Para aquella cita electoral, la ya ilegalizada Batasuna presentó una marca electoral llamada Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB) que fue ilegalizada por el Tribunal Supremo por considerarle supeditada a ETA.
Pero una vez ilegalizada la formación ASB, la alternativa fue tratar de participar en las elecciones por medio de las agrupaciones de electores. Todas y cada una de las candidaturas llevaban el nombre de Aberzale Sozialistak y seguidamente el nombre del municipio en el que se presentaba. Así, la izquierda abertzale logró reunir hasta 246 listas. Todas ellas fueron anuladas por los tribunales.
"Proyecto organizativo"
Batasuna ya tiene prácticamente finalizados sus trabajos para la creación de un nuevo partido político que contaría incluso con unos nuevos estatutos en los que se recogerían novedades en relación al rechazo a la violencia.
Fue el dirigente de Batasuna Txelui Moreno quien admitió este extremo y el diario 'Gara' avanzó que este nuevo "proyecto organizativo democrático" se comprometería "públicamente con las vías exclusivamente pacíficas y con el rechazo del uso de la violencia para el logro de objetivos políticos".
Pero en caso de que esta nueva formación también fuera anulada por considerarse que actúa como sucesora de ETA-Batasuna, la presentación de agrupaciones de electores sería otra alternativa del brazo político de ETA para estar en las elecciones.
Reformas de la Ley Electoral
Precisamente, las agrupaciones de electores, es uno de los aspectos de la reforma de la Ley Electoral sobre el que están trabajando el Gobierno y el PP para perfeccionar las posibilidades de recurso y evitar que el mundo de ETA se pueda colar en las instituciones por esta vía.
Hasta el momento y según está redactada la reforma de la Ley, si Batasuna elige finalmente concurrir mediante agrupaciones de electores, y evita respaldar públicamente las candidaturas hasta diez días antes de las elecciones, los tribunales tendrían muy difícil impedir que sus electos tomasen posesión.
Por ello, el Gobierno se ha comprometido con el PP a buscar una fórmula jurídica que permita recurrir durante la campaña electoral las candidaturas de las agrupaciones de electores. Algo que sí se puede hacer con los partidos, las federaciones y las coaliciones porque se les aplica la ley de Partidos Políticos, mientras que esta ley no rige para las agrupaciones de electores.
El Gobierno y el PP están trabajando en este asunto ya que, según las fuentes consultadas, se trata de que si se presentan agrupaciones que pueden estar vinculadas con Batasuna, éstas no lleguen al día de las elecciones.
La razón es que una vez que cuenten con electos, sería prácticamente imposible lograr que esos electos perdieran el escaño. Se debe a que las agrupaciones electorales dejan de existir una vez que se produzcan los comicios y si no se pueden ilegalizar posteriormente porque no existen, tampoco se puede exigir a sus electos que rechacen los postulados de la formación ilegalizada, como prevé la reforma de la Ley Electoral para el caso de los partidos políticos.
Iñigo Urkullu, en una entrada en su "blog", ha asegurado que acudió a la cena a instancias del ministro de Interior y que asistirá "a todos los encuentros a los que sea llamado". Ha explicado que en la cena se habló de "muchas cosas", entre las que cita la "paz y la normalización política".
"Hablamos de la mayoría social vasca, de aprovechar esta oportunidad, si se dan las condiciones. Y la primera condición es el respeto a la vida y a los derechos humanos. Hablamos del respeto a la pluralidad vasca y a la voluntad de la misma y de la posibilidad de defensa de todas las ideas políticas democráticas", ha indicado.
También ha señalado que entre los temas de conversación estuvo el relativo "a la necesaria, a juicio del PNV, aplicación de una política penitenciaria distinta", así como "del papel, sin ningún tipo de protagonismo, que el PNV está dispuesto a desempeñar", tras el alto el fuego de ETA.
Urkullu se ha referido también a la supuesta reunión entre representantes de PSE-EE y de Batasuna, cuya existencia ha sido negada por los socialistas vascos.
Ha eludido entrar a valorar si la reunión existió o no y ha destacado que lo que ha quedado "al descubierto" ha sido la actitud del PP vasco, partido que, a su juicio, ha advertido al lehendakari, Patxi López, de que "o lo desmiente o se va a casa".
"Es difícil mantener a toda costa el poder con un socio al que solo les une el ansia desmedida por desplazar al PNV de la responsabilidad de gobierno formal de las instituciones", ha opinado.
En este sentido, ha lamentado que el pacto con el PP "maniata al Gobierno vasco, al lehendakari y al PSOE en un momento crucial para Euskadi", en el que, en su opinión, "el Ejecutivo vasco debería liderar a la sociedad políticamente".
Ha defendido que se da el escenario para "profundizar en algo más que la pretensión de la derrota policial de ETA", pero ha insistido en que el PP no permite a los socialistas vascos "hablar y dialogar con todos para tratar de allanar el camino de la normalización en la convivencia política".
Urkullu ha recordado que su formación ha hablado con la izquierda abertzale y ha dejado claro que lo seguirá haciendo, al igual que "con el resto de representantes de sensibilidades ideológicas de Euskadi".
"Los hacemos desde la discreción sí o no, según las circunstancias, pero no desde el miedo a que nos "pillen". No nos gusta pasar de la discreción a la hipocresía, aunque algunos se sientan muy cómodos en tal ejercicio", ha concluido.
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