http://www.esradio.fm/2011-12-23/pedro-j-davila-abadillo-miralles-apoyan-a-la-aav11-m-1276445128/
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Gabriel Moris: "Qué no ocurriría el 11-M para que todos sientan miedo de investigarlo"
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Gabriel Moris y Ángeles Pedraza denuncian en esRadio la pasividad de las autoridades con las víctimas del 11-m.
Gabriel Moris y Ángeles Pedraza denuncian en esRadio la pasividad de las autoridades con las víctimas del 11-m.
El Gobierno trabajará por "conocer la verdad" del 11-M y el chivatazo
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Primer Consejo de Ministros, y una batería de deberes. La prioridad, la economía. Y un compromiso: colaborar con la Justicia en 11-M y chivatazo.
Primer Consejo de Ministros, y una batería de deberes. La prioridad, la economía. Y un compromiso: colaborar con la Justicia en 11-M y chivatazo.
¿Ésta es la gestión ‘ejemplar’ de Rubalcaba según Fernández Díaz? | elentir.info
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El nuevo Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha estrenado su cargo calificando de “ejemplar” la gestión de Rubalcaba en ese Ministerio. Esto me deja perplejo, a la vista de estos hechos...
El nuevo Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha estrenado su cargo calificando de “ejemplar” la gestión de Rubalcaba en ese Ministerio. Esto me deja perplejo, a la vista de estos hechos...
El regreso de España al futuro
Intereconomia
Durante los casi ocho años de zapaterismo que dejamos felizmente atrás, el mantra repetido para mantener altos los ánimos era: “Esto se acabará algún día”. Pues bien, ese día ha llegado. Desde que Mariano Rajoy salió elegido con una histórica mayoría absoluta, la pesadilla ha terminado.
El cambio que nos trae el presidente electo se ha materializado de un modo inmediato. Con un estilo diametralmente opuesto al de su antecesor, Rajoy no explica ni justifica, sino que actúa. De momento, ha tenido dos momentos estelares que parecen cargados de buenos augurios. El primero de ellos fue el memorable “Yo a usted no le debo nada” que espetó el presidente el día de su investidura en el Congreso al representante del grupo proetarra Amaiur. El segundo tuvo lugar cuando Rajoy compareció para comunicar, en apenas dos minutos, los nombres de su nuevo Gobierno. Si en estos momentos se precisa pragmatismo, estamos de enhorabuena. El presidente electo parece seguir aquella máxima de Disraeli: “En sociedad no se debe discutir nada, sólo hay que ofrecer resultados”. España, ahíta de divagaciones, promesas y golpes de efecto, quiere resultados, resultados y resultados.
El equipo elegido por Rajoy está formado por 12 ministros de probada solvencia y una vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que le ayudará a coordinar la actividad de todos ellos. La proximidad entre el presidente y su segunda de abordo es indicio de un liderazgo unificado, firme y coherente. El grueso del Gabinete está formado por políticos del Partido Popular, con trayectorias profesionales sólidas, pero brilla por su ausencia el apparatchik sin estudios que impuso a su imagen y semejanza el anterior presidente.
El eje central del nuevo Gobierno está enfocado hacia las dos prioridades nacionales: la reactivación económica y la creación de empleo. Para ello ha elegido Rajoy a dos hombres de sobrados méritos y experiencia: Luis de Guindos al frente de Economía, y Cristóbal Montoro como titular de Hacienda. Ambos trabajarán estrechamente con Fátima Báñez (Empleo), José Manuel Soria (Industria), Ana Pastor (Fomento) y Arias Cañete (Agricultura y Alimentación) para acabar con la parálisis de todos los sectores económicos del país. Si Guindos es un liberal sin carné con un amplio currículum en la empresa privada, los demás no le van a la zaga en cuanto a carrera profesional, con la posible desventaja de haberla llevado a cabo en el acotado entorno político.
El segundo ramal del Gabinete es el formado por los ministerios de Justicia e Interior, a cargo de Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz, respectivamente. Ha sido en este área sensible donde Rajoy ha sorprendido a propios y extraños. El alivio de muchos ante la ausencia de Trillo se tornaba en preocupación ante el nombramiento del ex alcalde madrileño al frente de la Justicia española, huérfana de virtudes y principios desde hace ya décadas. La explicaciones han sido muchas, desde la amistad de Gallardón con la Casa Real hasta un tacticismo de Rajoy consistente en “quemar” a la primera hornada de ministros para sustituirlos en poco tiempo por otros de menor relumbrón y más arrestos. Las preguntas que nos plantea el tándem de Gallardón y Fernández Díaz son muchas. ¿Se va a recuperar la política antiterrorista de la línea Mayor Oreja-Astarloa? ¿Volveremos a abandonar cruelmente a las víctimas del terrorismo, ninguneadas por todos los Gobiernos de la democracia? ¿Tienen intención de seguir “negociando” con ETA, es decir, pagar y recompensar a la banda por no matar? ¿Será capaz Fernández Díaz de limpiar las cloacas del Ministerio de Interior (sectores corruptos de la Policía y la Guardia Civil) que deja Rubalcaba tras sus años de poderosa influencia? ¿Pondrá Gallardón en los puestos altos de la judicatura a jueces sin las togas manchadas de política? ¿Se cierran sin resolver casos que afrentan la dignidad nacional e indignan a la opinión pública, como el 11-M o el Faisán?
Excelente noticia, en cambio, son los nombramientos del europeísta García-Margallo al frente de Exteriores, el técnico Pedro Morenés en Defensa, la eficaz Ana Mato en Sanidad y Servicios Sociales y el heterodoxo José Ignacio Wert en Cultura y Deporte.
El presidente Rajoy y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría lideran un grupo de especialistas con la misión de enderezar el rumbo de una nave llamada España que, por aciagas circunstancias, ha dado un salto en las coordenadas espacio-temporales y ha regresado al pasado. La misión de salvamento es ardua y será larga, pero no es imposible. El camino está sembrado de obstáculos. El primero, cómo no, viene por la izquierda. El PSOE ya ha desempolvado su tópico de que la derecha no puede gobernar sin consenso. Con 186 votos, la derecha puede, y debe, hacer lo que decida oportuno. Y ¡Feliz Nochebuena a todos!
*Gabriela Bustelo es escritora y traductora.
Durante los casi ocho años de zapaterismo que dejamos felizmente atrás, el mantra repetido para mantener altos los ánimos era: “Esto se acabará algún día”. Pues bien, ese día ha llegado. Desde que Mariano Rajoy salió elegido con una histórica mayoría absoluta, la pesadilla ha terminado.
El cambio que nos trae el presidente electo se ha materializado de un modo inmediato. Con un estilo diametralmente opuesto al de su antecesor, Rajoy no explica ni justifica, sino que actúa. De momento, ha tenido dos momentos estelares que parecen cargados de buenos augurios. El primero de ellos fue el memorable “Yo a usted no le debo nada” que espetó el presidente el día de su investidura en el Congreso al representante del grupo proetarra Amaiur. El segundo tuvo lugar cuando Rajoy compareció para comunicar, en apenas dos minutos, los nombres de su nuevo Gobierno. Si en estos momentos se precisa pragmatismo, estamos de enhorabuena. El presidente electo parece seguir aquella máxima de Disraeli: “En sociedad no se debe discutir nada, sólo hay que ofrecer resultados”. España, ahíta de divagaciones, promesas y golpes de efecto, quiere resultados, resultados y resultados.
El equipo elegido por Rajoy está formado por 12 ministros de probada solvencia y una vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que le ayudará a coordinar la actividad de todos ellos. La proximidad entre el presidente y su segunda de abordo es indicio de un liderazgo unificado, firme y coherente. El grueso del Gabinete está formado por políticos del Partido Popular, con trayectorias profesionales sólidas, pero brilla por su ausencia el apparatchik sin estudios que impuso a su imagen y semejanza el anterior presidente.
El eje central del nuevo Gobierno está enfocado hacia las dos prioridades nacionales: la reactivación económica y la creación de empleo. Para ello ha elegido Rajoy a dos hombres de sobrados méritos y experiencia: Luis de Guindos al frente de Economía, y Cristóbal Montoro como titular de Hacienda. Ambos trabajarán estrechamente con Fátima Báñez (Empleo), José Manuel Soria (Industria), Ana Pastor (Fomento) y Arias Cañete (Agricultura y Alimentación) para acabar con la parálisis de todos los sectores económicos del país. Si Guindos es un liberal sin carné con un amplio currículum en la empresa privada, los demás no le van a la zaga en cuanto a carrera profesional, con la posible desventaja de haberla llevado a cabo en el acotado entorno político.
El segundo ramal del Gabinete es el formado por los ministerios de Justicia e Interior, a cargo de Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz, respectivamente. Ha sido en este área sensible donde Rajoy ha sorprendido a propios y extraños. El alivio de muchos ante la ausencia de Trillo se tornaba en preocupación ante el nombramiento del ex alcalde madrileño al frente de la Justicia española, huérfana de virtudes y principios desde hace ya décadas. La explicaciones han sido muchas, desde la amistad de Gallardón con la Casa Real hasta un tacticismo de Rajoy consistente en “quemar” a la primera hornada de ministros para sustituirlos en poco tiempo por otros de menor relumbrón y más arrestos. Las preguntas que nos plantea el tándem de Gallardón y Fernández Díaz son muchas. ¿Se va a recuperar la política antiterrorista de la línea Mayor Oreja-Astarloa? ¿Volveremos a abandonar cruelmente a las víctimas del terrorismo, ninguneadas por todos los Gobiernos de la democracia? ¿Tienen intención de seguir “negociando” con ETA, es decir, pagar y recompensar a la banda por no matar? ¿Será capaz Fernández Díaz de limpiar las cloacas del Ministerio de Interior (sectores corruptos de la Policía y la Guardia Civil) que deja Rubalcaba tras sus años de poderosa influencia? ¿Pondrá Gallardón en los puestos altos de la judicatura a jueces sin las togas manchadas de política? ¿Se cierran sin resolver casos que afrentan la dignidad nacional e indignan a la opinión pública, como el 11-M o el Faisán?
Excelente noticia, en cambio, son los nombramientos del europeísta García-Margallo al frente de Exteriores, el técnico Pedro Morenés en Defensa, la eficaz Ana Mato en Sanidad y Servicios Sociales y el heterodoxo José Ignacio Wert en Cultura y Deporte.
El presidente Rajoy y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría lideran un grupo de especialistas con la misión de enderezar el rumbo de una nave llamada España que, por aciagas circunstancias, ha dado un salto en las coordenadas espacio-temporales y ha regresado al pasado. La misión de salvamento es ardua y será larga, pero no es imposible. El camino está sembrado de obstáculos. El primero, cómo no, viene por la izquierda. El PSOE ya ha desempolvado su tópico de que la derecha no puede gobernar sin consenso. Con 186 votos, la derecha puede, y debe, hacer lo que decida oportuno. Y ¡Feliz Nochebuena a todos!
*Gabriela Bustelo es escritora y traductora.
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